abril 16, 2009

Obama-México: ablandamiento

Como todos los anteriores presidentes de los Estados Unidos, Barack Obama estará hoy en México para reafirmar la existencia de una crisis de seguridad del imperio y para refrendar que las soluciones deben darse del Río Bravo hacia el sur y nada, pero nada, hará la Casa Blanca al interior del territorio estadunidense.
Oculto detrás de la sonrisa y del color de la piel, Obama no puede ocultar el verdadero rostro de la hegemonía. La estrategia fue abierta y repitió el modelo tradicional estadunidense del palo y la zanahoria: luego de la ofensiva para caracterizar a México como un Estado fallido y sacudir la estabilidad mexicana, la Casa Blanca pasó a la aprobación de un programa de seguridad para aumentar el intervencionismo de los EU en México vía el Plan Mérida y la operación de Janet Napolitano como secretaria de Seguridad Territorial.

Además de aumentar la presencia de agentes estadunidenses en México e inclusive un mayor contingente de personal de la Migra en el Distrito Federal, Washington decidió crear oficinas de supervisión de los fondos de la Iniciativa Mérida por la sospecha de corrupción en el manejo de las aportaciones extranjeras a seguridad. El problema se localiza en una mayor operatividad de agentes norteamericanos en oficinas de seguridad mexicanas.

Las decisiones del gobierno de Obama en materia de seguridad trasladan toda la responsabilidad a México. Dos de ellas han sido significativas en la ausencia de corresponsabilidad estadunidense: el contrabando de armas y la demanda de droga. La Casa Blanca va a aumentar la vigilancia en la frontera pero con mayor intensidad del lado mexicano para tratar de frenar el tráfico de armas, pero Obama ha decidido no tomar ni ninguna iniciativa para disminuir no sólo la venta de armas dentro de los EU sino tampoco hacer nada en contra del principal traficante de armas en el mundo: el gobierno estadunidense, a través del Departamento de Defensa.

Atacar el tráfico sólo en el cruce traslada la responsabilidad al país receptor, pero con evidencias más que suficientes de que el problema en la disponibilidad. La oferta de armas se conforma con la compra legal pero sobre todo con las armas en disponibilidad que desecha el Pentágono y que los EU “colocan” en varias partes del mundo a precios irrisorios. En Las Vegas se realiza cada año un tianguis de armas para venta al menudeo. Esas armas son las que luego se contrabandean a México y a otras partes del mundo. El loby de la Asociación Nacional del Rifle es el más poderoso en la Casa Blanca.
Y a pesar de reconocer el papel de la demanda en el tráfico de drogas, Obama se ha negado a tomar alguna iniciativa para combatir el consumo de drogas dentro de los EU. Pero el alto consumo de droga en los EU es posible por la existencia de la poderosa red de distribución de estupefacientes al menudeo, en las calles, creando un problema mucho peor que el de las narcotienditas mexicanas. Como una manera de eludir el problema ahora los EU culpan a las pandillas mexicanas de controlar el tráfico, pero esas bandas sólo pueden existir por la corrupción de las policías en las ciudades.

El problema de la administración Obama es que aún desconoce el papel estratégico de México en el escenario internacional, pero también México padece el síndrome priísta de la pasividad porque espera la iniciativa de los EU en lugar de asumir por adelantado una redefinición de las relaciones bilaterales. En un comentario difundido el martes 14, el ex embajador estadunidense Tony Garza le recordó al gobierno de Obama que la incomprensión suele llevar a posiciones equivocadas.
Garza escribió al presidente Obama y a sus colaboradores: “El discurso sobre el estado fallido que acaparó los encabezados durante los últimos meses ha cedido en cierta medida y, espero, se irá desvaneciendo. Sin duda, una retórica que sirvió más para dañar a nuestras naciones que para lograr avances significativos.”
Luego de haber sido embajador de Bush en México, Garza le explicó a Obama y a sus colaboradores que la seguridad y desarrollo de México debe ser de interés prioritario de los EU: “la seguridad regional y la prosperidad son vitales para México y tal vez más vitales aún para los Estados Unidos”. Garza le recomienda a Obama ahora que visita México: “usted debe ver a México como el umbral de las Américas, un puente perfecto tanto para el norte como al sur”.

Pero si la perspectiva de Obama es estrecha y corta y no se sale del viejo modelo imperial de dominación e intervencionismo, entonces corresponderá al gobierno mexicano --ya sin los lastres del síndrome del PRI de esconder las cosas-- modificar las relaciones bilaterales, obligar a los EU a tomar decisiones dentro de sus fronteras y sobre todo acostumbrar a los EU a ver en México a un socio y no a un país bananero.

El gobierno de Obama tiene la oportunidad de madurar su relación con México, pero a condición de detener la construcción del muro, de llegar a un acuerdo migratorio con México y de tomar decisiones internas contra el consumo de droga y el tráfico doméstico de armas. El problema de Obama con México comienza dentro de los EU.
Por Carlos Ramirez.
Post RLB. Punto Politico.