abril 18, 2012

AMLO Las reformas estructurales no son necesarias

“La nueva burrada económica de un candidato 
(una más de su larga colección): “no son necesarias las reformas estructurales”; vaya con López Obrador, no le basta su rancio discurso estatista-populista y sus anuncios televisivos en donde nos señalan al cardenismo socialistoide como una época “revolucionaria”, están peor que el PRI.”
Ahora ante ejecutivos financieros afirma temerariamente que no se requiere de una reforma energética, laboral, de hacienda pública, ya ni hablar de reforma educativa y política, porque seguro López no le entiende.
Y peor aún, López justifica su postura porque también afirma “las reformas estructurales vienen del exterior”, mejor que lo afirme al estilo de la vieja izquierda trasnochada, “las reformas estructurales nos las quieren imponer el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial”. Así entiendo mejor a López.
¿Qué no sabe López Obrador que desde hace varios años México ha perdido competitividad y ello se debe en buena medida a la obsoleta Ley Federal del Trabajo, y al socialista artículo 123? Obvio, aunque lo supiera, su estatismo enfermizo no le permite ver al bosque entero por quedarse mirando un árbol. Los puestos de trabajo mejor remunerados y productivos son producto de un mercado laboral flexible, jamás de regulaciones socialistas como el salario mínimo, y al que López promete alzas “de emergencia”, por encima de la inflación, así nos promete el “paraíso” que no es más que el escenario infernal de espiral inflacionaria. El anhelo de López es tener un mercado laboral más regulado y totalmente anti-empresarial, esa es la cruda realidad.
¿Cree López que sólo eliminando la corrupción (mientras una empresa sea estatal, los incentivos a eliminar la corrupción son mínimos) sacará de la quiebra técnica a PEMEX y CFE? Ambas empresas -en especial PEMEX- tienen para empezar una abultada plantilla laboral, producto de la corrupción -compra y venta de plazas sindicales-, así como de la herencia familiar (increíble que en una empresa las plazas laborales sean producto de la herencia familiar, ese es el México cardenista). Y luego el disparate, que el gobierno construya cinco refinerías. Para empezar ello pasa por inversionistas privados y no por el gobierno, y hoy día los incentivos a invertir en refinación son pocos, pues los márgenes de utilidad son prácticamente nulos. 
Y para que López se “desaburra” un poco en materia de electricidad, y deje de amenazarnos con que si llega a la presidencia regresaría a operar a la ineficiente y corrupta Compañía de Luz, le recomiendo uno de mis artículos del 2009: http://www.asuntoscapitales.com/articulo.asp?ida=4670
Y en materia educativa, ¿será que basta con sacar a Elba Esther de la dirigencia sindical? Claro que no, una vez más es una cuestión de incentivos. Mientras esté disociada la paga de los maestros con la calidad y preparación académica, más la corrupción sindical, simplemente tendremos una educación mediocre y que salta a la vista en los exámenes internacionales cuando se evalúa a los estudiantes mexicanos.
Y en materia de hacienda pública, ¿no sabe López que el 40% de los ingresos del gobierno dependen del petróleo? Que las arcas gubernamentales dependan del precio de una materia prima tan volátil es a todas luces peligroso para la estabilidad macroeconómica. López también ignora que los gobiernos de todos los niveles gastan mucho y gastan mal. López torpemente cree que basta con bajar sueldos a funcionarios del gobierno para que todo marche bien. López quiere regresar a los gobiernos gastalones cuyos déficit presupuestales sean cubiertos con emisiones monetarias masivas (si llega al poder hará todo lo posible por eliminar la autonomía del Banco Central, tal como lo hizo la socialista Kirchner en Argentina) al más puro estilo de LEA y JOLOPO.
Me gustaría que el asunto de López sólo fuera una burrada económica, pero no es así. López, como buen expriista que es, pretende que México regrese al viejo estatismo cardenista, al intenso intervencionismo gubernamental que sólo genera ineficiencia, endeudamiento irresponsable, inflación, devaluación de la moneda, corrupción y pobreza.
Finalmente le recomiendo a López y sus secuaces (y a alguno que otro lector de ésta página que simpatizan con López) que lean el libro Economía Mexicana para desencantados de Manuel Sánchez González, Por eso estamos como estamos, la economía política de un crecimiento mediocre de Carlos Elizondo Mayer Serra, y Las reformas estructurales que México necesita de Arturo Damm y Adolfo Gutiérrez. Con estas lecturas entenderán por qué las reformas estructurales SÍ son necesarias.

Por Godofredo Rivera
Post . RLB. Punto Politico.