julio 30, 2012

AMLO la democracia soy yo…+ Son movimientos antisistémicos

El PRD ha fracasado en la negociación de un sistema electoral ideal, puro, a prueba de priístas, diríase que edificado sólo para beneficiar al PRD. Pero el PRD, el PT y MC critican el sistema electoral, siguiendo el liderazgo de López Obrador, que ellos avalaron como parte del sistema de partidos. 
Hoy Jesús Zambrano y López Obrador atacan el sistema electoral como si fueran ajenos a ellos, pero se trata del mismo sistema electoral que permitió la candidatura de López Obrador a jefe de gobierno sin cumplir los requisitos y que le permitió mover a las masas en el 2000 para ganar violando las reglas electorales

1.- La democracia es una forma de gobierno establecida por decisión mayoritaria.
2.- La construcción de mayorías se hace por las masas en las calles o por mecanismos electorales.
3.- La diferencia entre la democracia de las masas y la democracia institucional se define en el conflicto o por las reglas jurídicas establecidas por la representación de las fuerzas políticas y sociales.
4.- La democracia de las masas se impone en sistemas antidemocráticos. Los sistemas democráticos tienen varios tonos de democracia: baja, media, intensa. El sistema político mexicano, durante el largo reinado autoritario priísta 1947-1985, fue de democracia baja, procedimental y alto grado de autoritarismo. La transición 1978-2000 fue lenta, larga, pausada, con altibajos y claroscuros.
5.- Si la democracia consiste en el relevo de autoridad por la vía electoral, México accedió a la mayoría de edad en 1996 cuando el organismo electoral abandonó el espacio de control del gobierno y las elecciones las hizo el IFE como institución sin control gubernamental. Ahí la democracia mexicana se colocó en el rango de media-baja.
6.- La democracia se mide por la libertad del elector a la hora de votar, no por la voluntad del candidato derrotado. López Obrador aceptó las reglas del juego electoral al inscribirse como candidato y ha tenido en dos elecciones presidenciales los espacios determinados por las leyes: en el 2006 instaló un plantón del zócalo al periférico para presionar a la autoridad electoral, luego ordenó a los perredistas impedir por la vía de la fuerza y la violencia la toma de posesión de Calderón, después ordenó a los perredistas a no reconocer a Calderón como presidente Constitucional y terminó su ofensiva al margen de la democracia con su coronación como “presidente legítimo” con “gabinete”, silla gestatoria del águila, “banda” presidencial y juramento constitucional.
7.- Ahí López Obrador estableció su democracia: jugar con las reglas del sistema, perder y luego exigir la victoria. Si ha habido tanta desconfianza en el 2006 y en el 2012 en las instituciones electorales, bien pudo no haberse inscrito o retirarse como candidato antes de las elecciones.
8.- Luego de conocerse los resultados del conteo oficial, López Obrador de nueva cuenta renegó del sistema electoral institucional. Y se erigió, otra vez, en defensor de la democracia. Pero se trata de una democracia al estilo Luis XIV: “la democracia soy yo”. Se trata de una tesis absolutista, personalista. El Caudillo establece los rangos de fijación de la democracia. El problema radica en que en México no habrá democracia hasta en tanto López Obrador no gane la presidencia de la república.
9.- Si la democracia mexicana actual no es democracia, ¿qué ha hecho el PRD como fuerza política y legislativa para llevar a México a lo que sería, en el lenguaje lopezobradorista, una democracia auténtica? De 1978 a 1989 la izquierda socialista arribó al congreso y tuvo un espacio político sobresaliente y de 1989 a la reforma electoral del 2008 el PRD ha estado presente en la reconfiguración del sistema político. Por tanto, el sistema democrático actual es corresponsabilidad del PRD y de sus figuras dominantes, entre ellas López Obrador.
10.- El PRD fue determinante en la reforma del 2007-2008 para corregirlos errores del 2006, incluyendo la deposición del consejero presidente Luis Carlos Ugalde y la designación del pro-perredista Leonardo Valdés Zurita. Si ahora López Obrador cuestiona a Valdés, ¿entonces por qué lo impuso el PRD en el 2008?
11.- El PRD ha fracasado en la negociación de un sistema electoral ideal, puro, a prueba de priístas, diríase que edificado sólo para beneficiar al PRD. Pero el PRD, el PT y MC critican el sistema electoral, siguiendo el liderazgo de López Obrador, que ellos avalaron como parte del sistema de partidos. Hoy Jesús Zambrano y López Obrador atacan el sistema electoral como si fueran ajenos a ellos, pero se trata del mismo sistema electoral que permitió la candidatura de López Obrador a jefe de gobierno sin cumplir los requisitos y que le permitió mover a las masas en el 2000 para ganar violando las reglas electorales. ¿En el 2000  y hoy no? Claro, en el 2000 López Obrador ganó y en el 2012 perdió.
12.- López Obrador se escuda en la democracia para defender la democracia. Pero su plan no es otro que identificar la democracia sólo si se invalida la elección y así mostrar que no perdió. Pero el plan es una muestra de la doble moral de López Obrador: a través de sus grupos de choque ataca a empresas, invade Soriana como en el 2006 atacó físicamente a Banamex, presiona en las calles, insulta a críticos como Carlos María y Ricardo Alemán. Eso sí, acude a las instancias institucionales a presentar alegatos pero ya reveló que no aceptará los dictámenes que le den a Peña Nieto la constancia de mayoría; y si ello ocurre, entonces desprestigiará al Tribunal Electoral.
13.- La democracia institucional tiene sus reglas y los partidos tienen que respetarlas. Por la esperanzas de ganar, el PRD y López Obrador dejaron pasar algunos hechos de parcialidad de funcionarios del IFE y del Trife. Como perdieron, ahora todo es malo. ¿Por qué el PRD y López Obrador no denunciaron antes esas presuntas irregularidades y por qué aceptaron participar en las elecciones? El retiro del PRD y de López Obrador antes de las elecciones hubiera evitado el conflicto poselectoral.
14.- La democracia de las masas es pasional,  caudillesca, depende de la voluntad del César, de la masa en masa, de la estridencia. El conteo de votos le dio casi 16 millones a López Obrador. Y ahora quieren convencer que esos votos fueron puros, en tanto que los de Peña Nieto y Vázquez Mota fueron impuros.
15. En México se va a dirimir, de nueva cuenta, en un conflicto poselectoral el modelo de democracia: el institucional o el cesarista.
Por Carlos Ramírez.
Post RLB. Punto Político.

AMLO gramática de democracia + Quiere cambiar forma de gobierno


A pesar de tener la licenciatura en ciencia política de la UNAM, Andrés Manuel López Obrador está confundiendo los términos de su lucha: lo que pelea no es la democracia como filosofía política sino como mecanismo procedimental.

Lo malo es que está alzando a las masas en un Plan Nacional de Defensa de la Democracia pero mañosamente habla del concepto de democracia como forma de gobierno cuando su insatisfacción es con el procedimiento de elección de gobernantes.

En el fondo y a partir de su formación como agitador social, López Obrador está desprestigiando la democracia representativa para privilegiar su modelo de democracia directa. El asunto no es nuevo: lo trató en 1993 el politólogo Giovanni Sartori --que conoce perfectamente México-- al señalar que la democracia representativa es un sistema de suma positiva en la que todos ganan, en tanto que la democracia directa es un juego de suma cero en la que todos pierden.
Al lanzarse contra las instituciones electorales que fueron reformadas por la sociedad y sus partidos y sin intervención del gobierno, López Obrador está destruyendo la credibilidad y por tanto la existencia de las instituciones básicas de la democracia, aunque tramposamente lo hace en nombre de la democracia.
La confusión del candidato presidencial perredista derrotado radica en el concepto de democracia como procedimiento de relevo de gobernantes por la vía del voto y por tanto como ejercicio democrático, pero lo condiciona a la democracia de plaza, de mano alzada y directa que él ejerce desde la masa como presentante única de la sociedad. La democracia representativa es el único mecanismo que garantiza el modelo de democracia que reconoce la pluralidad y ésta se acomoda vía los procesos electorales.
Paradójicamente, la democracia directa es la que establece la condición de menos democracia que la representativa. Lo señaló Sartori en su libro ¿Qué es la democracia?, por cierto circulado en 1993 en México en una coedición del Tribunal Federal Electoral y el Instituto Federal Electoral: “la democracia directa termina  por ser suma nula y, por tanto, un mecanismo que a) agrava los conflictos y que b) activa el principio mayoritario absoluto”.
La democracia representativa es la que refleja la pluralidad de la sociedad a través de la representación de todas las fuerzas políticas; por eso unas ganan y otras pierden pero en las estructuras de reparto de posiciones de poder todas las fuerzas obtienen sus parcelas. La democracia directa impone el principio del poder como poder coercitivo y dominante porque excluye a las minorías.
López Obrador confunde la democracia con el reconocimiento a sus denuncias, pero sin respetar los procedimientos que los grupos plurales se dieron desde 1996 cuando le quitaron la estructura electoral al gobierno y al Estado priísta. La democracia como mecanismo procedimental cumple con requisitos y sobre todo con reglas: campañas, elecciones, conteo, denuncias, resultados finales, desahogo de quejas y la parte más importante del proceso electoral como ejercicio directo de la democracia: la aceptación de resultados.
Muy a su estilo, López Obrador ha llevado al país a unas de las falacias del poder absolutista del cesarismo: condicionar la existencia de democracia a su victoria electoral; y si no gana, entonces no hay democracia. La gramática de la democracia lopezobradorista es absolutista, dictatorial, cesarista y sobre todo personalista. Lo contradictorio del asunto es que el PRD ha participado activamente en todas las reformas electorales y que fue pieza clave en la de 2007-2008 para supuestamente corregir las irregularidades de la elección presidencial del 2006 y ahora es el PRD el que hace alianza con López Obrador para liquidar los mecanismos democráticos existentes.
Para López Obrador, la defensa de la democracia consiste en atacar a las instituciones electorales de la democracia; pero el PRD y el tabasqueño tuvieron representantes en el IFE y participaron en la elección de consejeros electorales y magistrados electorales. Así, defender la democracia consiste, para el lopezobradorismo, en obligar a las instituciones democráticas a romper con sus reglas jurídicas estrictas para las que fueron creadas.
La democracia se defiende con democracia, es decir, con sus propias reglas aprobadas por todas las fuerzas políticas, en tanto que la no-democracia es la exclusión de la pluralidad social para beneficiar al que llene las plazas de masas aunque no llene las urnas.
Por tanto, López Obrador es un renegado de la democracia, aunque en nombre de la democracia. La única defensa de la democracia es la que protege las reglas e instituciones aprobadas; pero el PRD y el PAN de Madero quieren definir sus propias reglas democráticas. Si las instituciones judiciales electorales no responden a las expectativas, entonces el camino es el legal: de la ley a la ley. El PRD y el PAN de Madero han tenido años para reformas las instituciones, han participado en algunas reformas y nada hicieron para evitar las presuntas irregularidades de las pasadas elecciones presidenciales.
La estrategia de López Obrador es la de movilizar a sus masas contra las instituciones electorales para destruirlas y entonces erigir sobre sus cenizas la democracia directa que impone, diría Sartori, el “principio mayoritario absoluto”. Paradójicamente fue el mismo mecanismo político absolutista del PRI anterior a la democratización electoral. El PRD avaló el actual sistema institucional electoral que garantiza la participación democrática, porque aun suponiendo la compra de votos el elector depositó sin coerciones su boleta en libertad. Por ello la siguiente reforma electoral debe penalizar las formas de compra de votos, pero sin destruir el sistema electoral ni condicionarlo al cesarismo.
López Obrador quiere ganar sobre la destrucción del sistema democrático existente. Todo esto lo enseñan en ciencia política, pero López Obrador tardó más de quince años en titularse. Por algo sería.
Por Carlos Ramírez.
Post RLB. Punto Político

julio 28, 2012

Anulación electoral, imposible + Tendría que ser toda la elección


La solicitud de anulación de la elección presidencial que hizo el equipo jurídico de Andrés Manuel López Obrador será negada en tribunales. Pero no por razones políticas sino de procedimiento: es imposible anular solamente la votación de presidente de la república en una elección que involucró otras votaciones federales y estatales.

Por tanto, los márgenes de maniobra del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación serán estrechos. No hay forma de separar la elección de presidente de la de diputados federales y senadores y de gobernadores pues todos se dieron en la misma casilla, con los mismos electores y con los mismos funcionarios electorales.
De ahí la radicalización adelantada del programa de lucha de López Obrador para impedir la calificación de Enrique Peña Nieto y de descalificar una elección donde hubo dos millones de ciudadanos a cargo y donde en la elección presidencial perdió el partido en el poder. Y a ello se agrega el hecho de que la ventaja del PRI fue de casi 7 puntos porcentuales y 3.4 millones de votos.
Pese a esas certezas del proceso electoral, de todos modos López Obrador buscará mantener la radicalización de su movimiento para no aceptar la derrota y para culpar a los demás de la falta de votos a su favor. Por lo pronto, el tabasqueño está dejando sueltos a los grupos radicales para pasar a la violencia en protestas y en tomas de empresas privadas como una forma de cohesionar la fortaleza del grupo disidente.
El error del equipo jurídico de López Obrador en su  impugnación radicó en el hecho de centrarse sólo en la elección presidencial, pero con datos reveladores de que el mismo votante que supuestamente fue comprado por el PRI votó a favor del PRI en la presidencial pero en contra del PRI en las legislativas federales. Jurídicamente es imposible encontrar una explicación documentable --como lo estableció Mauricio Farah en su análisis publicado en Milenio el pasado lunes 12 de julio--: el voto diferenciado en las preferencias en una misma votación significó un voto razonado que indicó una capacidad de decisión del elector al margen de las supuestas compras de su conciencia.
En este sentido, de ser cierta la queja de López Obrador, el voto por el PRI debió de haber sido el mismo en los cuatro niveles: presidente de la república, senadores, diputados federales y gobernadores y jefe de gobierno. Pero en el DF, por ejemplo, el candidato del PRD Miguel Angel Mancera tuvo más votos que López Obrador y que Peña Nieto y en términos generales.
El razonamiento de Farah es fundamental y se explica en los datos oficiales:
--A nivel de presidente de la república el PRI sin alianza tuvo 28.94% de los votos, el PRD sin alianza alcanzó 19.37 y el PAN llegó a 24.49.
--En la votación de senadores, el PRI sacó 31.25%, más que Peña Nieto, el PRD llegó a 18.56%, menos que López Obrador, y el PAN tocó techo con 26.28% de los votos, menos de un punto más que Vázquez Mota.
Las cifras comparativas hacen trizas el argumento desesperado de López Obrador de que Peña Nieto había comprado los votos; en todo caso, debería reconocer que el PRD y el PAN fracasaron en la construcción de una alternancia anti PRI y el votante decidió una alternancia hacia el PRI que había destronado en el 2000.
Los datos diferenciados de las votaciones de presidente, senadores, diputados federales y gobernadores-jefe de gobierno del DF no checan con la argumentación retórico de López Obrador; sirven esos apasionamiento, eso sí, para calentar la plaza y ofrecerle a sus seguidores el argumento del fraude. El problema de López Obrador es que su acusación de fraude es jurídicamente inconsistente, aunque políticamente capitalizable ante masas que ya veían a su líder despachando en Los Pinos y no como “presidente legítimo” en el zócalo de la ciudad de México.
La única manera que tiene López Obrador de fundamentar su acusación de fraude --sin contar con las pruebas que pasen la prueba jurídica en los tribunales, cuyos funcionarios fueron electos en el congreso por los partidos y sin intervención presidencial-- sería con la aplicación de la propuesta de Adolfo Gilly: que todos, pero absolutamente todos, los candidatos triunfadores del PRD se nieguen a asumir el cargo que les dieron las urnas bajo el argumento de que fueron elecciones fraudulentas.
La protesta de López Obrador  calentaría la política si en su momento Miguel Angel Mancera, los jefes delegacionales electos y el poder legislativo del DF rechazaran los cargos y dejaran las instancias de gobierno sin titulares. De otro modo, los magistrados del tribunal electoral no podrán explicar la anulación de la elección presidencial que denunció López Obrador, si los demás perredistas electos ya recibieron su constancia de mayoría y se disponen a tomar posesión de sus cargos.
Lo de menos es el asunto político o, podrían decir los lopezobradoristas, la falta de solidaridad de los perredistas electos. El asunto es jurídico: ¿cómo determinar que hubo fraude en la elección de presidente si existió voto diferenciado y razonado en el electorado al votar por diferentes partidos en la misma casilla y en elecciones de otros niveles?
El error jurídico de López Obrador fue haber solicitado la anulación de la votación presidencial sin tomar en cuenta las otras votaciones. Farah le recuerda a López Obrador los datos: en el 2012 subió 1.1 millones sus votos con respecto al 2006, pero ante un aumento de más de 8 millones de votantes en un sexenio; es decir, sólo convenció al 13% de los nuevos votantes.
El voto diferenciado es la prueba de que el electorado voto como quiso.
Por Carlos Ramírez.
Post RLB. Punto Político

julio 24, 2012

1982-2018: sexenios sin PRD + Por estridencia pierden poder


El principal mensaje que ha dejado la enésima protesta poselectoral de Andrés Manuel López Obrador es el indicio de que el PRD quedará otra vez al margen de la toma de decisiones por sexto sexenio consecutivo.

Por tanto, la conclusión en sencilla: el PRD de López Obrador no lucha por la construcción de un país desde su porcentaje electoral sino que sus batallas sereducen a la disputa por espacios personales de poder vía elecciones.

De ahí que las grandes reformas que ha realizado el país desde el colapso económico de 1982 se hayan hecho no sólo sin el PRD --fueron priístas hasta 1987--, sino a pesar de la oposición perredista. Antes que propuestas de fondo negociadas en las instancias institucionales, el PRD ha reducido su forma de lucha a la protesta en la calle y a la toma de la tribuna legislativa.
Lo que viene es otro sexenio sin el PRD. Y aquí se ha publicado aquella acusación que hizo Jesús Reyes Heroles al Partido Comunista Mexicano el día en que esta organización socialista presentó su solicitud de registro como partido legal: “la derechización de un régimen es responsabilidad de la izquierda”.
A lo largo de esos sexenios, el PRD ha disminuido su lucha a la mínimaexpresión de reconocimiento de triunfos electorales. Pero se ha quedado sin nada: no le han reconocido victorias presidenciales y tampoco ha entrado en el sistema de toma de decisiones institucionales para las reformas.
Por falta de una izquierda --socialista, progresista o hasta neopopulista--, el país sólo ha experimentado reformas neoliberales: la del Estado, la de la política económica, la de las privatizaciones y la de la prioridad macroeconómica. De ahí que haya una especie de corresponsabilidad del PRD en la cifra de pobres en los últimos cuarenta años porque el perredismo se la ha pasado luchando por sus pedazos de pastel electorales y ha soslayado propuestas para combatir la pobreza y la desigualdad social.
Los otros mensajes que ha enviado la ciudadanía pesan sobre la oposición neopopulista-caudillista como una lápida: la primera alternancia presidencial pacífica durante el reinado priísta se hizo hacia la derecha, hacia el PAN, a pesar de las luchas de la izquierda por la democracia; y la segunda alternancia democrática se dio para regresar al PRI a la presidencia de la república, a pesar de la lucha perredista contra el pasado. La ciudadanía no confía en el PRD para entregarle la presidencia de la república.
De ahí que López Obrador haya entendido las señalas sociales y por eso haya concluido que la única forma que tiene él y su fracción perredista para alcanzar el poder presidencial es a través de la insurrección callejera, sólo que con una base política previsible, limitada y centrada en el lumpenproletariado, la lumpenburguesía y ahora el lumpenestudiantado, pero olvidando que necesita un partido que sí tenga incidencia en las disputas por el poder.
Lo que queda de esta enésima protesta poselectoral de López Obrador es la percepción de que de nueva cuenta desconocerá el proceso institucional y obligará al PRD a no reconocer la presidencia de Enrique Peña Nieto durante el sexenio, pero condenando otra vez al PRD a auto excluirse de la toma de decisiones en las reformas: lo de menos es burlarse de los acuerdos PRI-PAN si en realidad son las fuerzas que están ya decidiendo las reformas estructurales.
En los cortes de caja sexenales, el PRD expriísta podrá entregar cuentas de su coherencia política al negarse a avalar decisiones del poder, pero en su haber sigue acumulando el pasivo de su auto exclusión en las reformas: como izquierdanada hizo para evitar el programa de ajuste del gobierno de De la Madrid y la cesión de soberanía económica al FMI y al Banco Mundial y se la pasó protestando en el sexenio de Carlos Salinas mientras el priísmo neoliberal hacía la reforma del Estado, privatizaba las empresas públicas e integraba la economía mexicana en el furgón de cola de la economía estadunidense.
En el sexenio de Zedillo el PRD buscó, durante la presidencia partidista de López Obrador, aliarse al PRI para reformas del Estado que consolidaban el modelo neoliberal de desarrollo, a cambio de algunas concesiones políticas. Esa etapa fue calificada por Heberto Castillo como la de la lombardización del PRD, es decir, el modelo de Lombardo Toledano de una izquierda aliada al PRI para defender posiciones nacionalistas. En el sexenio de Fox, López Obrador utilizótodos los recursos del Estado para construir su candidatura presidencial y para administrar la ciudad con los métodos priístas del pasado.
Y en los sexenios de Calderón y el que viene de Peña Nieto, el PRD de López Obrador de nueva cuenta se marginará del sistema político con el argumento de que le robaron las elecciones pero sin atreverse a una ruptura institucional. Lo peordel asunto es que López Obrador encabeza un movimiento antisistémico definido como antineoliberal y como tal tiene posiciones qué defender, aunque al abandonar la relación con el PAN, con el PRI y con el presidente de la república también le ha dejado toda la libertad al PAN y al PRI para tomar la decisiones de reformas dentro del sistema institucional que van en contra de los ideales del neopopulismo lopezobradorista.
Así, López Obrador ha ganado la batalla política de desconocer el sistema institucional coronándose inclusive como “presidente legítimo” y gobierno para-lelos, pero a costa de quedarse fuera de las reformas que han negociado el PRI y el PAN y que se han aplicado por la ley democrática de la mayoría. Otra cosa, sin duda, hubiera sido un PRD con 30% electoral durante el sexenio de Calderón con suparticipación más activa en el congreso. Pero el electorado le mandó otro mensaje a López Obrador: un PRI con el 40% de voto presidencial, 7 puntos de ventaja sobre el PRD.
El verdadero fracaso de López Obrador no es electoral sino de partido porque ha desperdiciado el tercio de poder electoral del PRD en las decisiones de reformas y lo ha llevado a la calle sólo a protestar contra fraudes inexistentes.
Por Carlos Ramirez
Post.RLB.Punto Político.

julio 20, 2012

¿Pondrá presidente la CIDH? + Sólo recomendaciones en voto


Como sabe que sus impugnaciones en las leyes son intransitables porque se basan en insinuaciones y adjetivos, Andrés Manuel López Obrador ya amenazó con acudir a la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos. Pero ahí se encontrará con el principal obstáculo: ese organismo no puede poner presidente de la república de México.

La acusación del candidato presidencial perredista derrotado sería contra el IFE y contra el Tribunal Electoral del poder Judicial de la Federación. Y en ese punto se encontraría con el hecho de que uno de los consejeros electorales del IFE es Sergio García Ramírez, que fue juez y presidente de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, órgano de la CIDH. Por tanto, el PRD no puede asustar a quien conoce a la perfección el proceso jurídico de ese organismo internacional.
Por lo demás, la CIDH tiene el problema de que la violación de derechos políticos debe ser abordada con un enfoque diferente porque puede implicar intervención en la instalación de autoridades de gobierno, algo lejano a sus funciones. En casos concretos de denuncias de fraudes electorales interpuestas por el PAN en elecciones de Chihuahua 1986 --la del fraude operado por el hoy lopezobradorista Manuel Bartlett Díaz-- y Estado de México 1993 y Yucatán 1998, la CIDH aceptó la validez de las denuncias panistas pero no emitió ninguna sentencia.
En la Resolución No. 01/90 de los casos 9768, 9780 y 9828 (México) sobre presuntos fraudes electorales priístas en Chihuahua 1985 y 1986 y Durango 1986, dictaminada el 17 de mayo de 1990, la CIDH llegó a cuatro conclusiones en párrafos numerados:
99. En los términos desarrollados en este documento, las tres denuncias sostienen que las elecciones celebradas no fueron auténticas pues no representaron adecuadamente la voluntad popular. En cuanto a las alegaciones específicas, la Comisión ha decidido no referirse a las situaciones de hecho denunciadas en estos casos pues algunas de ellas hubiesen implicado una presencia de la Comisión en la campaña electoral y en el momento de las elecciones. A ello debe sumarse que la Comisión no había estado realizando un seguimiento exhaustivo de la situación en México, lo cual  había ocurrido en los casos en que la Comisión se ha pronunciado sobre procesos electorales, habiendo incluso realizado visitas de inspección a algunos de los países aludidos. Con ello, la Comisión no acepta ni niega la veracidad de los hechos denunciados…
100. En cuanto a los recursos y garantías internas en México la cuestión es si la legislación interna de México dispone de los medios adecuados o de un recurso sencillo y rápido o de "cualquier otro recurso efectivo ante los jueces o tribunales competentes, independientes e imparciales" que amparen a quienes recurran contra "actos que violen sus derechos fundamentales", como son los derechos políticos. La Comisión ha podido apreciar que un recurso con tales características no existe en México. (Hoy existe el Trife que cumple con los requisitos de la CIDH.)
101. De acuerdo con lo anterior y en aplicación de lo dispuesto en el Art. 41, letra b de la Convención, que le atribuye la facultad de formular recomendaciones, y teniendo en cuenta además lo dispuesto en el Art. 2 de la Convención, la Comisión estima oportuno hacer presente al Gobierno de México su deber de adoptar disposiciones de derecho interno, con arreglo a sus procedimientos constitucionales y a las disposiciones de la Convención, ya sean medidas legislativas o de otro carácter, que sean necesarias para hacer efectivos los derechos y libertades que la Convención reconoce.
102. La Comisión debe hacer presente al Gobierno de México en esta oportunidad que debe cumplir a cabalidad con la obligación de garantizar el libre y pleno ejercicio de los derechos políticos y a la protección judicial, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 1.1 de la Convención Americana. En este sentido, la Comisión debe señalar que ha sido informada sobre la existencia de un activo proceso de reforma de la legislación electoral. La Comisión espera que tales reformas conduzcan a la adopción de normas que protejan adecuadamente el ejercicio de los derechos políticos y a instituir un recurso efectivo y rápido para la protección de los mismos. (…) Asimismo, la Comisión solicita al Gobierno de México que le remita la información referida al proceso de reformas electorales en curso, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 43 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
En su Informe sobre la Situación de los Derechos Humanos en México de 1998, la CIDH se dijo complacida por la reforma electoral de 1996 y su efecto en los resultados de 1997 --la derrota del PRI en el DF y otras entidades y en el Congreso-- y reconoció como “logros sustanciales” la autonomía plena del IFE y la integración del Tribunal Federal Electoral al poder judicial de la federación y recomendó una definición más clara de los delitos electorales y el “establecimiento de mecanismos que garanticen su castigo efectivo”.
Por tanto, la amenaza de López Obrador de acudir a la CIDH es otro petate del muerto, además de una violación de la soberanía porque implicaría que organismos extranjeros designaran a gobernantes porque lo busca el PRD y López Obrador es que la CIDH decrete la invalidez de las elecciones y le entregue el poder al tabasqueño.
En todo caso, la queja del PRD ante la CIDH sí podría y debería exigir que ese organismo internacional imponga a México una reforma constitucional que establezca el triunfo obligado de López Obrador en cada elección en la que participe. Así de simple. Y ya no habría conflictos poselectorales.
Por Carlos Ramirez.
Post.RLB.Punto Político.

julio 18, 2012

PEROS AL OLMO


Andrés Manuel López Obrador, Hugo Chávez Frías, Cristina Fernández de Kirchner, Evo Morales Ayma, Rafael Correa Delgado, José Luis Rodríguez Zapatero, Daniel Ortega Saavedra, Fidel Castro Ruz, Dilma Vana Rouseff, Felipe González Márquez, Luis Inacio Lula da Silva, Michelle Bachelet Jeria, Tabaré Vázquez Rosas, José Mujica Cordano, Ollanta Humala Tasso, Angela Dorothea Merkel, izquierdas, derechas, elecciones 2012, Venezuela, Argentina, Bolivia, Ecuador, España, Nicaragua, Cuba, Brasil, Chile, Uruguay, Perú, Alemania

Por Paco Calderón
Post. RLB. Punto Político

julio 16, 2012

La “compra” del voto, la izquierda autoritaria y el siniestro de López


“López y sus secuaces pretenden anular las elecciones, pero no lo lograrán, pues sus argumentos jurídicos son bastante endebles. Insisto, si van a hablar de compra del voto que se pongan el saco, si alguien es experta en la compra de votos es la izquierda populista mexicana.”

¿Que solo el PRI compra votos? No me vengan los pejistas, y menos Camacho Solís con cuentos chinos. Sólo cheque el lector los múltiples programas clientelares (sí señor, programas populistas para “comprar” votos) que tiene el PRD en el Distrito Federal, sólo menciono algunos de los que me acuerdo, pero juntos suman varios cientos:
“Prepa sí” (becas permanentes para todo mundo aunque sean estudiantes “burros”), medicinas “gratis,” uniformes y útiles escolares “gratuitos”, ayuda a adultos mayores, seguro de desempleo mal fondeado, subsidio a habitantes de zonas habitacionales “abandonadas,” dádivas a madres solteras y mujeres embarazadas, subsidio a comunidades indígenas del DF, comedores populares, créditos para remodelación ó adquisición de casas, pensión para todos los adultos mayores, pistas de patinaje, árboles gigantes de navidad, conciertos “gratis,” (¿quién conoce las millonadas que el GDF ha pagado a canta autores famosos como Paul McCartney?), pantallas gigantes para ver “espectáculos”, albercas artificiales, universidades pejistas “gratuitas” y mediocres (se accede a ellas vía sorteo de estudiantes) y un larguísimo etcétera de programas populistas, ah y claro, no se nos puede olvidar las despensitas, los saquitos de cemento, las laminitas, las camisetas y hasta tamalitos que regalaron para ganar votos del peje.
¿Cuál es la secuela de estas nefastas prácticas? Un endeudamiento monumental defeño cercano a los 60 mil millones de pesos. Ya en el pasado estas prácticas llevaron a la quiebra al país entero. La deuda gubernamental capitalina sería chatarra de no tener el aval federal por la vía de la Secretaría de Hacienda, cosa que no sucede en el resto de los estados de la república. La compra de “conciencias” para ganar votos por parte del PRD, definitivo, un asunto costosísimo para los capitalinos.
Lamentablemente la democracia mexicana arrastra vicios de la vieja época priista, y ojo, por que los del PAN que no se digan ahora ser unos “santitos”, también le han entrado a las prácticas corporativistas clientelares, tal vez de manera menos intensa que el PRD y PRI, pero que no se digan blancas palomitas.
Las democracias se pervierten cuando la redistribución de la riqueza se vuelve el botín de los políticos. Esa es una de las razones por las que la gran mayoría de los liberales no vemos la solución en la democracia simple y vulgar, como es la democracia de las mayorías, alejada de una estructura como la República con pleno equilibrio de poderes.
Y lo peor, vemos a una izquierda autoritaria y populista mexicana que además es hipócrita, que quiere el poder a toda costa (y que olvida sus prácticas clientelares-compra de votos- como las que ya mencioné), no importa si no se reconocen las derrotas y se mandan al diablo a las instituciones. Esta izquierda autoritaria es un verdadero peligro para México, y por cierto le sigue yendo muy bien en las elecciones federales, al ser la segunda fuerza política, pero claro, ahí López no dice nada, no habla de “compra de votos”, sólo en la votación presidencial hubo “iniquidá”, según el siniestro de López. Si la izquierda gana, manda el pueblo, si pierde, mandan las fuerzas ocultas de la burguesía, de Salinas, de los poderes fácticos, y puras sandeces propias de los socialistas. Si no reconocen a los ganadores en sus propias elecciones (quién olvida el cochinero perredista, cada vez que hay elecciones internas de ese partido) y realizan viejas prácticas para ganar el voto, ¿qué actitud democrática se puede esperar de un partido autoritario en las elecciones generales?
Que quede claro, ganó Peña Nieto, con o sin compra del voto. Si en el futuro queremos eliminar estas prácticas aberrantes, debemos avanzar hacia una seria reforma en el financiamiento de los partidos políticos amén de penalizaciones más duras a quien se sorprenda ofreciendo desde camisetas hasta productos para construcción. ¿Cómo olvidar el monto millonario que se decomisó en el aeropuerto de Toluca proveniente del estado de Veracruz, cuyo origen era del mismísimo gobierno estatal priista, y que supuestamente era para pagar a un proveedor de tamales? En un país desarrollado ya hubieran caído varias cabezas por dicha conducta financiera a todas luces sospechosa.
El peje por su mesianismo pretende lanzarse dos, tres, cuatro veces, en la medida que la edad se lo permita, a competir para ser presidente. El señor está en su derecho de hacerlo (si la izquierda mexicana no se sacude del autoritarismo y populismo, personajes siniestros como López seguirán dominando políticamente), pero no con mis recursos de contribuyente, no con los recursos de millones de contribuyentes que no deseamos que López ostente el poder presidencial. Y lo mismo para los otros candidatos de otros partidos.
Si a un ciudadano le late apoyar a tal o cual candidato, lo mismo, está en su completo derecho, pero que sea con sus recursos, no con recursos del bolsillo ajeno, y menos aún con recursos con quien no simpatiza con su causa.
Los políticos se han acostumbrado a ser parásitos de los contribuyentes y ello no es justo (si quieren el poder que “voteen”). Por ejemplo, ¿de qué vive López-de que ha vivido estos años- si no ostenta cargo público o trabajo alguno? Sin financiamiento del contribuyente no sería posible la existencia de los parásitos políticos y menos de los mesiánicos.
¿Tienen miedo de que se infiltre dinero del narco? Que las autoridades competentes primero obliguen a los partidos a no financiarse con recursos del contribuyente, luego, limitar las donaciones (para evitar a los numerosos buscadores de rentas) a ciertos montos. Finalmente, cualquier donación deberá pasar por el sistema bancario, para que quede claro quién dona qué y cuanto. Alguien dirá, y con razón, que sería imposible detectar toda donación ilegal, sin comprobantes bancario y/o fiscal, de acuerdo, pero ello ya ocurre actualmente; con una seria reforma al financiamiento de los partidos al menos los recursos del contribuyente no serían botín cautivo del político que pretende el poder. Aquí las ideas fluyen y es cosa de buena imaginación para encontrar candados contra dinero sospechoso. Los gobernantes son expertos en poner trabas a las transacciones, así que no veo porque no se ponen a diseñar alternativas para que los partidos políticos financien sus campañas y dejar de ser vividores del Estado (al final de cuentas del contribuyente cautivo).
Con todo y todo, López y sus secuaces pretenden anular las elecciones, pero no lo lograrán, pues sus argumentos jurídicos son bastante endebles. Insisto, si van a hablar de compra del voto que se pongan el saco, si alguien es experta en la compra de votos es la izquierda populista mexicana. Que no se le olvide a la autoridad electoral, pues recibirá gritos y sombrerazos de esa izquierda que desea a toda costa el poder para llevar a los mexicanos por la vía del mesianismo socialista.Por Godofredo RiveraPost. RLB. Punto Politico.

julio 14, 2012

AMLO: ¿apóstol de la legalidad? + Y los pozos, plantones, registros


Si ha tomado “la vía pública de la constitucionalidad”, desde ahora está claro que no respetará los dictámenes legales de las autoridades electorales sobre el proceso electoral presidencial. Y que la violencia de sus fascios en calles y tiendas de autoservicio es apenas un adelanto de lo que ocurrirá los próximos seis años.

Autodeclarado apóstol de la legalidad porque va a defender su triunfo con la estructura jurídica vigente, de todos modos el principio jurídico que anima sus actos nada tiene que ver con la legalidad: cuando el problema del desafuero por haber violado un amparo, López Obrador dijo que sólo respetaría las leyes que él considerara justas.
Por tanto, a López Obrador se le puede aplicar aquella anécdota que Enrique Krauze encontró en sus indagaciones históricas y que se refería al estilo político de Porfirio Díaz: como le habían llegado versiones al presidente Manuel González, sucesor de Díaz, de que el oaxaqueño iba a regresar a la presidencia después de un periodo, el propio Díaz se apersono en la oficina de González y le juró y perjuró que no era cierto.
Manuel González, compadre de Díaz, conocedor de los secretos del poder del caudillo oaxaqueño, comenzó a abrir cajones de su escritorio, levantando papel y mirando debajo de su escritorio. Díaz se percató de ello y le preguntó que qué estaba buscando; González, con picardía, le respondió:
--Busco al tarugo que se lo crea, compadre.
En este escenario se localizan las promesas y compromisos de López Obrador con la legalidad, porque al final de cuentas sólo va a respetar la que le convenga y para lo que le convenga. En el 2000, López Obrador violó toda la legalidad electoral cuando se registró como candidato del PRD a la jefatura de gobierno sin tener la residencia, cuando su credencial de elector era de Tabasco y presentando sólo una carta de delegado en Coyoacán acreditando que vivía en el DF, pero una decisión política de Zedillo le permitió violentar las leyes.
En procesos electorales, López Obrador perdió dos elecciones de gobernador en Tabasco y en las dos desconoció los resultados. En la de 1988, cuando compitió como candidato del Frente Democrático Nacional, López Obrador sacó apenas 21% de los votos, contra 78.2% del priísta Salvador Neme Castillo y se inconformó con los resultados alegando acusaciones de fraude electoral y prometiendo la presentación de pruebas que nunca se formalizaron de acuerdo con las leyes.
En 1993, López Obrador manipuló a barrenderos del municipio de Villahermosa para plantarse en el zócalo de la ciudad de México en septiembre y poner en riesgo la celebración del desfile militar, igual a lo que haría en el 2006 y con el mismo objetivo. Sin embargo, en 1993 recibió un pago del  gobierno de Salinas de Gortari en el Distrito Federal para levantar el plantón, regresar a los barrenderos a Tabasco y olvidarse de ellos.
En 1994, López Obrador volvió a competir por el gobierno del estado y de nueva cuenta perdió, entonces con Roberto Madrazo Pintado. De acuerdo con los organismos electorales, López Obrador ganó el 37.75% de los votos, poco más de 200 mil, contra el 56.10% de Madrazo por sus casi 300 mil votos. La protesta de López Obrador fue violenta: marchas y un plantón en el zócalo de Villahermosa. A pesar de que la oposición presentó cajas con documentación que presuntamente contenía evidencias de exceso de gasto, Madrazo asumió el cargo.
Sin embargo, el plantón permaneció hasta que Madrazo utilizó la policía para desalojarlo por la fuerza. Las protestas se multiplicaron ya no por el fraude electoral sino por la violencia gubernamental. La intervención de Porfirio Muñoz Ledo como presidente nacional del PRD negoció con Zedillo la renuncia de Madrazo como gobernador; Madrazo aceptó la orden presidencial pero a última hora se cobijó bajo el ala protectora del entonces poderoso Carlos Hank González y camino a Villahermosa destruyó su carta de solicitud de licencia. López Obrador habíaviolentado las leyes para intentar la destitución de quien le había ganado las elecciones.
En 1996, como una forma de consolidar su liderazgo en Tabasco y en el PRD, López Obrador encabezó a un grupo de campesinos para bloquear el acceso a pozos petroleros de Pemex y causar daños millonarios; a pesar de las negociaciones, López Obrador mantuvo el plantón hasta que un día provocó a la policía para obligarlos a entrar en acción, él mismo recibió un toletazo en la cabeza que le valió la portada de Proceso y ganó espacios políticos; la toma de pozos, por cierto, había violado la ley.
En el 2000, López Obrador violó las leyes electorales para tener el registro de candidato, pero la intervención de Zedillo ayudó a su registro. De hecho, la relación de López Obrador con Zedillo había sido de alianza: como presidente del PRD López Obrador había apoyado a Zedillo con sus reformas, al grado de que Heberto Castillo criticó severamente al tabasqueño y lo acusó de seguir los pasos del marxista Vicente Lombardo Toledano cuando se alió al PRI. En un artículo publicado en Proceso, Heberto acusó a López Obrador de ser un lombardista.
Luego Zedillo quiso quitar a Madrazo de gobernador como parte de un acuerdo con López Obrador y tampoco pudo. Así que lo del registro para la elección en el DF fue avalado por el PRI por instrucciones de Zedillo. Y luego vino lo del desafuero en el que movió masas para impedir que la ley lo castigara por violar un amparo.
Así que con un largo camino de renegado de la ley, hoy López Obrador se ampara en la ley para que las autoridades electorales violen la ley y le otorguen valor legal que las denuncias no tienen validez legal y cederle la presidencia de la república en la mesa de negociaciones y no en las urnas.
Por Carlos Ramirez
Post. RLB. Punto Político.

Compra de votos ¿legal?


En tanto que la compra de votos no sea un delito grave en la ley electoral, ni se contemple la nulidad de las elecciones por exceder el tope de gastos, la elección es legal aunque no equitativa ni justa.”
El recuento pedido por AMLO confirmó que la mayoría de los ciudadanos que votaron en las elecciones para Presidente, lo hicieron por Peña Nieto; por lo tanto, desde el punto de vista numérico, el PRI triunfó en la elección. Y en tanto que la compra de votos no sea un delito grave en la ley electoral, ni se contemple la nulidad de las elecciones por exceder el tope de gastos, la elección es legal aunque no equitativa ni justa.


Las únicas causantes concretas de nulidad de las elecciones son que el candidato o sus padres no sean mexicanos, que no se hayan instalado o se hubiesen registrado irregularidades en 25% de las casillas. Por lo tanto, aunque sea de conocimiento público la compra de votos y las cuotas mensuales de millones en efectivo de gobiernos estatales priistas a la campaña, la actual ley no contempla esos hechos como causas de nulidad de las elecciones.
En las próximas elecciones más que amordazar a los ciudadanos para que no hablen, se deben realizar reformas para convertir en delito grave la compra de votos y tipificar como una infracción electoral su venta. La venta del voto debe ser castigada con la cancelación de la credencial de elector por las tres elecciones siguientes. Y por cada voto comprado por un partido, reducirle de 100 a 1000 votos a su favor.
También debe castigarse la manipulación con fines electorales de programas gubernamentales, como sucedió con las ayudas a los adultos mayores por gobiernos perredistas, e investigarse el origen de los fondos de la precampaña de seis años del candidato de ese partido.
En Veracruz detuvieron a un funcionario priista el día de las elecciones con fajos de efectivo, y meses antes descubrieron en un avión millones en efectivo presuntamente para la campaña. Debe prohibirse y castigarse el uso de dinero en efectivo en campañas electorales.
Todos esos cambios deben introducirse en una reforma a las leyes electorales, si queremos superar los vicios que para muchos mexicanos ya son costumbre. Aunque lo más triste y preocupante no es la compra de votos en efectivo, tarjetas o por medio de programas populistas, sino que millones de mexicanos estén dispuestos a vender su voto.
Por Luis Pazos
Post. RLB. Punto Político.

julio 12, 2012

AMLO ganar-ganar, no competir + Bartlett como símbolo de la derrota


Con la autoridad moral que le da el haber impuesto a Manuel Bartlett Díaz como candidato del PRD-PT-Movimiento Ciudadano-Morena al senado, Andrés Manuel López Obrador comenzará hoy su largo y agotador camino hacia larelección como presidente legítimo y la candidatura presidencial del 2018.

El simbolismo de Bartlett no podía acomodarse mejor para entender la lógica de los estilos político-electorales de López Obrador, el candidato del PRD dos veces derrotado en las urnas a la presidencia de la república. Una defensa apasionada, diríase que religiosa, del derecho a la libertad de voto, pero de la mano de personajes que marcaron la historia electoral del país con conflictos como el fraude de 1988 cuando Bartlett fue el presidente de la Comisión Federal Electoral.
El contrapunto entre Puebla y la elección nacional ilustra las contradicciones de la lucha de López Obrador. Lo satírico del asunto radica en el hecho de que en Puebla durmieron al velador. El candidato lopezobradorista Bartlett Díaz denunció públicamente que le hicieron un fraude electoral… exactamente igual al que él operó en 1988 contra Cuauhtémoc Cárdenas para beneficiar a Carlos Salinas de Gortari, quien de premio lo enviaría por dedazo, vía la aduana de Joseph-Marie Córdoba Montoya, de gobernador a Puebla.
En su artículo en El Universal la semana pasada, Bartlett denunció, en un texto que rezuma indignación e ingenuidad senil, que el fraude en su contra se hizo en las computadoras, igual a la caída del sistema de cómputo en 1988 que permitió el acomodo de votos a favor de su candidato Salinas. Si en política el que no la hace la paga, el que sí la hace la paga aún más caro. El párrafo de Bartlett debe ir enmarcado en el muro del humorismo involuntario político tipo Juan Orol:
“En Puebla, al final de la votación, se hicieron públicas encuestas de salida y encuestas acreditadas, que daban el triunfo de AMLO a la Presidencia, el mío al Senado y de diputados de izquierda en los cuatro distritos de la ciudad de Puebla, Cholula y otros. Al iniciarse la publicación del PREP vía electrónica, a las 12:00 AM, se me mantuvo en primer lugar, pero al término, en la madrugada, mediante inexplicable voltereta, se me colocó debajo de la candidata del PRI y 20 mil votos debajo del candidato del PAN, que se había reconocido en tercer lugar desde una semana antes; desaparecieron también todos los triunfos acreditados por encuestas, de antemano, a diputados de la izquierda, apareciendo sin sustento triunfos de PAN, y PRI. Fraude tan evidente que comentaristas acreditados lo reconocen, e incluso la mayoría de la opinión pública estupefacta.”
La denuncia de Bartlett contra el Instituto Estatal Electoral es la misma que hicieron en 1988 “comentaristas acreditados” e incluso “la mayoría de la opinión pública” contra la “voltereta” que dieron las cifras oficiales cuando Bartlett era presidente de la Comisión Federal Electoral y de pronto “desaparecieron” votos a favor de Cárdenas. Sólo que en este 2012, a diferencia de 1988, el únicoestupefacto fue el propio candidato derrotado en las urnas con el voto libre y no  la opinión pública ni la maniobra electoral en las computadoras.
Lo simpático del asunto es que el Bartlett que se dice víctima del fraude electoral, es el mismo Bartlett que seguirá cargando el fraude de 1988 y el fraude en el municipio de Huejotzingo cuando era gobernador y las autoridades electorales le echaron abajo el triunfo priísta.
Eso sí, Bartlett será un ejemplo más de las perversidades de la política a la mexicana: fue colocado por el voto libre de los ciudadanos en el tercer sitio y por tanto sin derecho a tener una curul por elección popular, pero el dedazo de López Obrador --sí, el hoy apóstol de la democracia-- lo llevará al Senado porque Bartlett jugó en el número uno de la lista plurinominal del exsalinista y hoy lopezobradorista PT y tendrá su curul. Lo bizarro de la política electoral mexicana permitirá que un candidato derrotado en las urnas pueda tener su lugar por la vía del dedazo. Y para mayor confusión en las perversidades políticas, Bartlett será senador del PT por designación de López Obrador pero sin renunciar a su militancia priísta.
Por lo pronto, Bartlett no se ha sumado a la demanda de López Obrador de anular o invalidar las elecciones del pasado primero de julio. Candidatos ganadores del PRD, PT y MC, así como algunos liderazgos perredistas forjados al calor del lopezobradorismo, también se han alejado de la intención de López Obrador deanular la elección presidencial aunque no las federales de senadores y diputados ni las locales de gobernador y jefe de gobierno.
Por cierto, el fraude operado por Bartlett en 1988 también afectó a López Obrador, quien compitió ese año como candidato a gobernador por el Frente Democrático Nacional de Cárdenas y sacó apenas 20% de los votos, contra 78% del candidato priísta. Como secretario de Gobernación del gobierno de Miguel de la Madrid, Bartlett fue responsable del proceso electoral federal y de los estatales.
Lo que viene a partir de hoy jueves para López Obrador es la lucha mediáticapara ocultar su derrota y la manipulación de las hordas lopezobradoristas movilizadas como turbamultas en contra del proceso electoral institucional. Del fraude de Bartlett en 1988 al fraude contra  Bartlett en el 2012, el PAN, el PRD y aliados han fracasado en el diseño de un sistema electoral que evite la compra o la coacción del voto. La única posibilidad que tiene López Obrador de revertir el resultado es la presentación personal de cinco millones de personas que con nombre y apellido denuncien que sus votos fueron comprados.
Pero como las cosas no serán así, a López Obrador y a Bartlett no les queda más que ensuciar el proceso y presentarse como víctimas de su propia incompetencia electoral. Al final, todo sistema electoral está organizado paracompetir, no para ganar-ganar.
Por Carlos Ramirez.
Post. RLB. Punto Político.

El 132 no es el 68, sólo televisión + Mini-chiqui-nano plantón de AMLO


Como buenos hijos políticos de la televisión de la familia Azcárraga, los chavos del movimiento YoSoy132 no ven más allá del control remoto de sus televisiones de plasma. La intención de equipararlos con el movimiento estudiantil del 68 es un insulto a la memoria de jóvenes que lucharon por la democracia y que revelaron el lado autoritario del sistema político priísta.
Como la negación de la negación es una afirmación, el 132 ha derivado en un movimiento vergonzante de Andrés Manuel López Obrador para enfrentarlos a Enrique Peña Nieto, en una réplica de farsa del plantón del 2006 que partió del zócalo y terminó en el periférico. 
Hoy unas cuántas casas de campaña instaladas frente a instalaciones electorales representan un mini-micro-nano plantón para, como en el 2006, obligar a las autoridades electorales a decretar la victoria de López Obrador pese a las cifras del conteo de votos.
Más que un conflicto poselectoral, la protesta del 132 se asemeja más a un pleito por el control remoto de la televisión de plasma que por la democratización política del país. Sin presentar pruebas, con insultos a la televisión y a partir de un voluntarismo fascistoide, los chavos del 132 se quieren convertir en la autoridad electoral máxima para decretar ellos quién ganó las elecciones. Lo malo para ellos es que quieren ejercer un derecho absolutamente antidemocrático… en nombre de la democracia.
Lo más grave es que el grupo lopezobradorista --sobre todo su flamante ministra de Cultura-- quiere convertir al 132 ya no se diga en el heredero del movimiento estudiantil del 68 sino en una réplica histórica de aquella movilización de jóvenes universitarios contra la represión de los granaderos que fue el punto de partida trágico del proceso de democratización política. En todo caso, los chavos del 132 no luchan contra el sistema sino sólo contra la televisión y combaten a Peña Nieto no por representar al PRI sino por haber logrado una figura mediática a través de Televisa. Lo malo es que a pesar de estudiar en universidades privadas donde las cuotas debieran implicar un mayor grado de capacidad de análisis, los del 132 tienen la solución mágica, por cierto una salida neoliberal de mercado: más televisoras. El problema, sin embargo, no radica en el dominio del mercado por dos grandes cadenas de televisión, sino lo que representa la televisión como instrumento de exclusión de la realidad.
Lo grave es demeritar el 68 con las movilizaciones mostrencas del 132. El punto central es que el 132 no es el 68. El movimiento del 68 fue otra cosa. En su libro 1968: la historia también está hecha de derrotas, Pablo Gómez, dirigente en el 68 de la juventud comunista y hoy cuadro parlamentario del PRD, resumió las tesis centrales del 68:
1.- “Los años sesenta fueron los de la construcción de la izquierda estudiantil… sobre la base de difusión del marxismo”. El 132 carece de ideología porque su enemigo no es una clase sino una pantalla de plasma.
2.- “El Partido Comunista impulsó la creación de una organización nacional de estudiantes desde 1963”. Hoy el PCM no existe, la izquierda es neopopulista y el PRD se basa en la movilización del lumpenproletariado desclasado. La juventud comunista del 68 que penetró las universidades no aparece en el PRD.
3.- “La mayoría de estos movimientos no alcanzó el triunfo y muchos fueron reprimidos directamente por el gobierno federal, lo cual generaba mayor resistencia y repudio a la política del gobierno”. El 132 no nació de una represión del gobierno, por lo que ha enfocado su lucha contra la televisión.
4.- “La fuerza de esta izquierda también se basaba en su significado cultural, entre ellos la liberación sexual, la música, el cine”. Esta ruptura generacional del 68 simplemente es inexistente en el 2012 porque la autodenominada izquierda hoy en día es asistencialista, corporativista, de acarreo y sin debate de ideas.
5.- “El entorno político general anterior al movimiento estudiantil de 1968 se caracterizó por las tendencias hacia el establecimiento de un régimen de carácter policiaco, con fuerte presencia del ejército como instrumento directo de los gobernantes”. Hoy, en 2012, el 132 carece de un análisis de diagnóstico del carácter del régimen, desdeña las prácticas democráticas que lograron los movimientos anti autoritarios del pasado reciente y paradójicamente usa la democracia para imponer un régimen político lopezobradorista que opera sobre los mismos mecanismos autoritarios del viejo PRI: el voluntarismo patriótico.
6.- “En 1966 se produjo un movimiento estudiantil anti autoritario en la UNAM, el cual enarboló en su última etapa gran parte del programa universitario de las izquierdas”. El 132 no nació de un movimiento progresivo estudiantil ni menos de la inexistente izquierda, y hasta la fecha no ha podido articular un discurso político programático para darle un sentido político transformador.
7.- “En el mes de julio de 1968 existía una vanguardia estudiantil de izquierda en la ciudad de México”. Las dificultades del 132, en caso de que quisieran retomar realmente las experiencias del 68, se localiza en la ausencia de una vanguardia estudiantil, la izquierda universitaria simplemente es inexistente, no existe un partido de la clase obreras y la juventud se ha despolitizado.
En el punto 18 Gómez establece: “el radicalismo estudiantil se dirigió contra el autoritarismo del gobierno, el despotismo del presidente de la república, la represión y la falta de libertades democráticas”. La lucha del 68 cristalizó en la práctica en la alternancia partidista de 2000, pero ni la izquierda ni la juventud politizada del 68 construyeron una plataforma para la instauración de un sistema democrático. La evidencia del fracaso de la izquierda y de la juventud estudiantil ha sido el regreso del PRI a la presidencia de la República con una ventaja de casi siete puntos sobre el candidato del neopopulismo. Y ante ello, el 132 erige como enemigo a… la televisión, como si la democracia fuera cosa de la programación televisiva.
Si antes la lucha de la izquierda estudiantil era contra la estructura del poder político priísta y por el socialismo, hoy el 132 la reduce a una lucha por… el control remoto de la televisión de plasma.
Por Carlos Ramirez
Post.RLB.Punto Político.