Movimiento Ibero, reaccionario + Autogestión y universidad crítica
El 15 de mayo del 2011 , miles de jóvenes españoles se
indignaron contra la profundización de la crisis española por responsabilidad
del gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero y su efecto electoral
fue muy claro: la victoria de la derecha del Partido Popular en las autonómicas
y presidenciales.
Hace unos
días, el 15-M celebró su primer año de existencia sin tener ningún efecto en la
vida política española.
Los
indignados mexicanos encabezados por estudiantes de la Universidad
Iberoamericana parecen una calca del movimiento español: la irritación contra…
la realidad, pero sin ofrecer salidas. Algún analista español hizo el cálculo del
efecto en la economía si los indignados hubieran creado empresas comunitarias o
juveniles, en lugar de seguir a la espera de que Papa Gobierno saque al país de
la crisis y les devuelva a los jóvenes el bienestar perdido.
El
movimiento estudiantil de jóvenes de universidades privadas mexicanas es una
muestra de la confusión de ideas políticas de la protesta: mucha gente para tan
poca agenda del verdadero cambio social. En el fondo, la movilización de
estudiantes de universidades privadas carece de contenido y refleja más bien la
frustración por la crisis y el miedo al desempleo o subempleo. Por tanto, su
protesta debiera enfocarse antes que otra cosa contra sus universidades,
comenzando con sus planes de estudio y la carestía de sus propios estudios.
Los estudiantes
de universidades privadas tienen ya determinados sus espacios de mercado de
trabajo en función de las definiciones de sus programas de estudio: el ITAM
prepara recursos humanos para el sector financiero del gobierno, la Ibero se
orienta a la capacitación de personal ejecutivo de empresas privadas aunque sin
llegar a la propiedad, el Tec de Monterrey entrena a los jóvenes para los
negocios como propietarios o muy bien pagados CEO y la Anáhuac se mueve primero
en la formación religiosa de ejecutivos empresariales.
Los
movimientos estudiantiles en el mundo carecen de enfoque político racional. Los
chilenos, encabezados por la carismática Camila Vallejo enarbola la bandera del
Partido Comunista al que pertenece y exige educación gratuita para un mercado
de trabajo empresarial; los de España plantean la huelga para impedir recortes
en salarios y subsidios, pero sin entender que el PSOE dejó quebradas las
finanzas públicas por el populismo y que la derecha quiere primero salvar a las
empresas para mantener el empleo y no subsidiar al empleo sin posibilidades de
oferta de trabajo.
De ahí que
los indignados mexicanos que quieren convertir la minúscula plaza de la Estela
de Luz en su Plaza del Sol basen su militancia en jóvenes de universidades
privadas donde reciben preparación para la élite, es decir, para la dirección
de empresas privadas, de empresas fuera del país y de posiciones altas de
gobierno o la perpetuación de vicios del sistema capitalista para el cual son
entrenados para mantener.
En el 68
mexicano, el movimiento estudiantil se movió entre la protesta antisistémica y,
por iniciativa del escritor José Revueltas, la conformación de un nuevo modelo
de educación; marxista al fin, Revueltas tuvo la certeza de que el cambio de
estructuras sociales y productivas sólo podría hacerlo la clase obrera y los
estudiantes --pese a su entusiasmo-- no iban a cambiar el mundo y por tanto le
dio contenido realista a la protesta estudiantil con el objetivo de reformar el
modelo de educación y buscar la autogestión universitaria y la universidad
crítica, pero crítica hacia sí mismas para poder tener coherencia en la crítica
hacia el sistema político.
Si la
movilización de jóvenes de universidades privadas se agota --como parece ser--
en la protesta contra la política de control informativo de Televisa, entonces
se trata de demasiada protesta para objetivos menores, más aún si muchos de sus
profesores trabajan en programas de Televisa.
La
verdadera lucha no ni el voto ni por la transformación de los subsistemas que
pululan alrededor de vigente sistema político priísta; y entre ellos, ocupa un
lugar primordial el subsistema educativo, sin duda una de las herencias del
viejo PRI que diseñó la educación como un aparato de control político,
ideológico y conductual de las masas, lo mismo en la educación pública que en
la privada.
Lo malo
para los jóvenes indignados mexicanos es que sobrevive funcionalmente el
subsistema educativo en la educación priísta (UNAM), que en la perredista (UNAM
y Universidad de la Ciudad e México) y en la privada (educación al servicio de
la ideología política, social y financiera dominante). Y que el sistema
político priísta que domina relaciones sociales, de producción y políticas es
el que prohíja las deficiencias democráticas que no gustan; así, el modelo de
televisión vigente no es responsabilidad de las televisoras sino del sistema
político al que se encuentran articulados, y dentro del cual se localiza el
subsistema educativo de adoctrinamiento de los jóvenes.
De poco
servirá que se cumpla el “pliego petitorio” de política abierta de comunicación
que exigen a gritos los jóvenes indignados de universidades privadas, si al
final de cuentas la formación intelectual de los jóvenes se orienta a apuntalar
el sistema dominante. Extraña que los jóvenes sigan cometiendo el error de
concepción teórica de querer cambiar el mundo en el subsistema educativo, sin
modificar el sistema ideológico de la dominación política. Por eso Revueltas
hablaba que “la autogestión académica es, ante todo, una toma de conciencia” y
señalaba que la verdadera revolución educativa y de conciencias era la
desenajenación vía la modificación de los programas de estudio y de los
mecanismos de propiedad de los centros educativos.
Si
deveras los indignados quieren cambiar el papel de los jóvenes, deben comenzar
por sus programas académicos y por la estructura de propiedad de las
universidades privadas
Por Carlos Ramirez
Post. RLB . Punto Político.