septiembre 07, 2012

Democracia: enemigos íntimos + Las falacias de AMLO-PRI-132


 Ante la pasividad del sistema político para entrar al debate, la coalición neopopulista de López Obrador ha convertido el concepto de democracia en su bandera. Sin embargo, democracia es la protesta poselectoral como democracia es el valor de las instituciones electorales.
En sus argumentaciones esquemáticas, rebeldes e institucionales el tabasqueño ha aplicado el modelo conocido como sofisma populista o argumentum ad populum o argumento dirigido al pueblo: López Obrador dice que su democracia es para todos pero los promotores del institucionalismo suponen ese mismo objetivo. Sin embargo, la realidad es que la sociedad mexicana está dividida 
y no hay más camino democrático que 
encontrar el aristotélico justo medio.
El problema de la transición mexicana fue la escasez de una nueva gramática de la democracia. Los transicionistas supusieron resuelto el problema con la sola transición, sin entender que el PRI tardó tres generaciones en imponer su lenguaje político. En este contexto, la sociedad mexicana se equivocó al analizar la realidad de la transición-alternancia con el lenguaje del pasado priísta.
Sin embargo, la discusión real sobre la verdadera democracia se abrió en México a mediados del siglo XIX con el debate constitucional en plena invasión estadunidense. El joven diputado Mariano Otero en 1847 aportó la clave para entender la funcionalidad de una democracia: no la victoria de la mayoría sino el reconocimiento de la minoría. La teoría de las minorías de Otero se basaba en la urgencia de reflejar en la composición de las instituciones de gobierno la pluralidad existente en la sociedad. Ahí México sentó la base teórica de su rechazo a las dictaduras.
La ausencia de un modelo de participación de las minorías ha pervertido las diferentes reorganizaciones del poder político. La falacia de López Obrador con su argumento de “patria para todos” es obvia porque todos tienen cabida en la patria actual; y si se refiere a que una minoría se imponga sobre la mayoría, su modelo populista es al revés: que una mayoría aplaste a la minoría, con lo que al final la patria no será para todos.
Y la falacia de los institucionalistas trata de imponer resultados legales sin atender las exigencias de las minorías derrotadas. En materia de derechos sociales, los sistemas políticos encontraron en las oficinas de derechos humanos una salida a los intereses de las minorías reprimidas, por lo que las instituciones electorales deben encontrar fórmulas de atención a las quejas más allá de la rigidez de las leyes.
En el fondo, los sistemas democráticos no saben cómo lidiar con los nuevos actores políticos, todos ellos marginados en el pasado. Pero como dice Tsvetan Todorov, filósofo, historiador y politólogo, la democracia ha abierto las puertas a sus enemigos. Y se trata de sectores sociales activos que exigen democracia pero para acabar con las reglas de la democracia como sistema de equilibrio entre mayorías y minorías.
En su último ensayo, Los enemigos íntimos de la democracia, Todorov señala a esos adversarios internos de la democracia: el populismo, el ultraliberalismo y el mesianismo. “La democracia está enferma de desmesura, la libertad pasa por tiranía, el pueblo se transforma en masa manipulable, y el deseo de defender el progreso se convierte en espíritu de cruzada”. “Vivir en una democracia sigue siendo preferible a la sumisión de un Estado totalitario, una dictadura militar o un régimen feudal oscurantista, pero la democracia, carcomida por sus enemigos íntimos, que ella misma engendra, ya no está a la altura de sus promesas”. Lo paradójico es que esas desmesuras han sido engendradas por los temas centrales de la democracia: progreso, libertad y pueblo.
La democracia ha dejado de ser un sistema de equilibrios sociales y políticos para convertirse en una bandera. Por ejemplo, los jóvenes-viejos del YoSoy132 exigen la democracia pero usan la libertad para mostrar los indicios de ideologías totalitarias del yo o nada y para ellos la democracia es violar las reglas de la democracia existente, sin que existe de por medio cuando menos una iniciativa de reforma para la instauración democrática. Como vándalos toman la calle para amenazar con impedir la toma de posesión de Peña Nieto…, en nombre de la democracia.
Al final, en proceso de transición violenta, la democracia se convierte en una coartada para paradójicamente liquidar la democracia. Ello ha ocurrido con las revoluciones triunfantes que combatieron dictaduras en nombre de la democracia pero para instaurar regímenes totalitarios en “nombre del pueblo” pero con la aplicación de la exclusión ideológica que es el principal defecto de las dictaduras: Cuba, Corea del Norte, China, Unión Soviética, Chile militarizado, España franquista, Nicaragua sandinista.
Las transiciones son la vía ordenada para pasar de una dictadura a una democracia pero “de la ley a la ley”; a diferencia de las revoluciones que imponen un sistema totalitario para sustituir dictaduras, las transiciones exigen acuerdos plurales para el proceso conocido como instauración democrática. Ahí falló el PAN durante doce años y también falló el PRI al atrincherarse en la defensa del viejo modelo político priísta.
México está pagando con conflictos poselectorales el fracaso de la transición: los neopopulistas se rigen por el mesianismo y no por las reglas y los institucionalistas se escudan en la ley, ambos en nombre de la democracia pero sin cumplir con las reglas de la democracia. Y la sociedad, pasiva, queda atrapada entre los extremismos no democráticos.
Por Carlos Ramírez.
Post. RLB. Punto Político.

septiembre 03, 2012

PRD: democracia vs democracia + Esquizofrenia: sexenio autoaislado


La imagen de la esquizofrenia política de los seguidores de Andrés Manuel López Obrador la ofreció la bancada lopezobradorista 
en tres tiempos:

1.- En un discurso de odio e insultos, el abogado Ricardo Monreal acusó al Instituto Federal Electoral y al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación de tramar un fraude generalizado en la legalización de las elecciones, pero sin reconocer que él mismo es diputado por Movimiento Ciudadano en las mismas elecciones del primero de julio calificadas por las mismas instituciones electorales.
2.- Luego de que nadie ocupó la tribuna durante los discursos de odio de la coalición lopezobradorista, la pejebancada se metió en la tribuna durante la alocución de la diputada priísta Adriana Hernández Íñiguez con mantas que daban por muerta a la democracia, pero sin entender los pejistas que habían llegado a la Cámara justamente por la democracia y podían violar la urbanidad parlamentaria también por la democracia.
3.- Como recurso desesperado y de última hora, el presidente del PRD, el ex guerrillero Jesús Zambrano, amenazó personalmente a los magistrados del Tribunal Electoral con el “estallido social” si reconocían la validez de las elecciones y decretaban a Enrique Peña Nieto como presidente electo. El de Zambrano no fue un argumento jurídico sino una amenaza política y social. En todo caso, Zambrano aplicó la técnica de la película de La Cucaracha cuando a María Félix se le acaban las balas y les dice a sus seguidores: “miéntenles la madre que también duele”.
Así, el verdadero escenario pos-poselectoral se mostró el sábado en la primera sesión de Congreso general: la pejebancada acudió a todos los sinónimos de odio e insultos y tuvo ese espacio democrático para hacerlo ante los legisladores y gobernadores de militancia lopezobradorista o perredista --que ya forman dos grandes tribus dentro del PRD-- que ganaron las elecciones sin denuncias de fraude en la revisión de las actas de votaciones de sus cargos.
En este punto sigue latente la pregunta más enigmática del proceso electoral: ¿pudo realizarse un fraude o compra de votos para la elección presidencial pero sin afectar las elecciones legislativas y estatales? ¿Cómo se indujo al electorado a votar por Peña Nieto para presidente pero por perredistas para diputados, senadores y gobernadores?
La realidad es que ante el fracaso electoral de López Obrador, los voceros de su pejebancada inventaron el cuento chino del fraude para ocultar la derrota. Vale la pena revisar minuciosamente la intervención el viernes del magistrado Flavio Galván explicando las irregularidades en la presentación de la impugnación y sobre todo la pésima participación de los notarios lopezobradoristas. No sería mala idea que las escuelas de derecho pusieran esas actas de los notarios como ejemplo de lo que es un mal notario.
Lo que dicen que le ha dolido al Caudillo López Obrador es que ninguno de los candidatos perredistas ganadores en las pasadas elecciones se negó a asumir su cargo con el argumento de que todo el proceso electoral había sido irregular, aunque todos los legisladores de la coalición lopezobradorista fueron obligados otra vez a pagarle una cuota a López Obrador como parte de la venta de protección política a la que está acostumbrado el tabasqueño.
Los legisladores de la pejebancada no han podido explicar cómo hubo un fraude electoral en julio y esa coalición aumentó sus votos y bancadas y ganó dos gobiernos estatales. Y tampoco esa formación neopopulista ha sabido explicar la muerte de la democracia cuando avanzaron electoralmente y pudieron hacer su circo legislativo el sábado sin que nadie se opusiera a esos desaguisados.
Más que los discursos de odio e insultos cantando la muerte de la democracia, la pejebancada demostró el sábado en la sesión del Congreso general que la democracia mexicana está más viva que nunca y que cuenta con los mecanismos e instituciones para que algunos beneficiarios de esa democracia --ellos sí-- atenten contra la democracia al sustituir la política por el odio.
Pero aún más grave que el largo rosario de insultos contra las instituciones electorales y el presidente de la república, el punto que dejó una preocupación en el ambiente político fue la decisión del PRD, por quinto sexenio consecutivo, de anunciar su auto exclusión del sistema de toma de decisiones, de adelantar sus no a reformas y desde una minoría de menos de un tercio de tratar de imponer sus propuestas de gobierno. Esta esquizofrenia lopezobradorista-perredista pretende convertirse en fuerza dominante en la Cámara de Diputados con apenas el 16.6% como PRD y 27% como pejecoalición.
El que debe dar mayores explicaciones es el diputado plurinominal Ricardo Monreal porque fue el abogado electoral de López Obrador en las impugnaciones ante el Tribunal Federal Electoral y el responsable de racionalizar jurídicamente las denuncias… y  fracasó. Y muy orondo enlistó una larga catilinaria de odios e insultos contra los magistrados del Tribunal que también habían calificado su elección como legislador. Si el ex priísta, ex perredista, ex petista y ahora movimientista estaba tan convencido del fraude, nada hubiera ilustrado más a sus señorías del Tribunal que su renuncia al cargo de diputado como argumento de la existencia del fraude y como un acto de decoro y de congruencia para apuntalar sus argumentos. Pero el mensaje que dejó Monreal fue claro: el que perdió fue López Obrador, no él como candidato pluri de Movimiento Ciudadano.
Lo que viene es una etapa de inestabilidad con poco efecto porque el PAN y el PRI  ya aprendieron a negociar sin el PRD y de nueva cuenta la coalición neopopulista se quedará al margen de las reformas. Mientras el pejeperredismosigue en las plazas, los partidos en el Congreso van a legislar con o sin el PRD.
Por Carlos Ramirez.
Post. RLB. Punto Político.