Irritado
porque el PRD le dejó muy en claro que no lo iba a acompañar a otro sexenio de
aislamiento político y de desconocimiento del presidente de la república,
Andrés Manuel López Obrador optó por separarse del
partido y crear su propio
partido-movimiento.
Y aunque
hay posibilidades de marchar juntos en algunos temas, al final de cuentas el
Movimiento de Renovación Nacional ha definido su proyecto político en base a
diez confusos pivotes político-ideológicos de todos sus documentos básicos que
marcarán el estrecho margen de maniobra del lopezobradorismo:
1.-
Regreso al Estado priísta de la Revolución Mexicana, sobre todo a la etapa del
general Lázaro Cárdenas, aunque en un contexto histórico diferente. Se trata,
dice el programa de Morena, de restaurar el Estado como el eje de la actividad
económica y el desarrollo, una especie de neopopulismo social. Más que un
Estado moderno, se trata de un Estado priísta muy parecido al que quisiera
reconstruir el PRI. Al final, López Obrador es una hechura del viejo PRI.
2.-
Morena carece de una ideología. Por eso decidió por el movimiento, una
organización como grupo de presión para tratar de impedir en las calles ciertas
decisiones de modernización del sistema productivo y del Estado. Las
ideas-fuerza de Morena son religiosas: la moral, la regeneración, los males son
la corrupción y la injusticia pero confundiendo efectos con causas. Sin ideas
políticas, se resume a una “revolución de las conciencias y un pensamiento crítico
y solidario”. Este enfoque contrasta con el de la izquierda que ve las
injusticias como parte de la lucha de clases y del sistema productivo injusto
en la repartición de la riqueza social.
3.- Más
que un proyecto político, el de López Obrador se ha armado en función del
modelo religioso de los profetas y se basa en el fundamentalismo: “somos
guardianes de la soberanía, guardianes de los intereses del pueblo y de la
nación, guardianes de nuestro territorio y nuestros recursos naturales. Y para
defenderlos, Morena tendrá que recurrir a la resistencia y la desobediencia
civil”. En cambio, el PRD parece dispuesto, desde la posición socialdemócrata,
de buscar acuerdos con el PRI y el PAN para la modernización de las
instituciones del Estado priísta en temas que López Obrador guarda, como
Moisés, como tablas de la ley de mandamientos.
4.- El
fundamentalismo religioso del Profeta desarmado anuncia el advenimiento del
séptimo día, corriente protestante a la que pertenece el tabasqueño: “debemos
superar todas estas tristezas (por el fraude denunciado por Morena) y
decepciones, pensando que nada es en vano, hasta en las peores circunstancias
nuestra noble labor significa limpiar el camino a las futuras generaciones, a
nuestros hijos, a nuestros nietos, es promover la aurora, la llegada de una
nueva vida, de una patria nueva, del reino de la justicia y del humanismo”. Y
en los estatutos establece: “un cambio verdadero es hacer realidad el amor
entre las familias, al prójimo, la naturaleza y la patria”.
5.-
Morena se pronuncia por un cambio de régimen político, aunque ignora el
significado de esta categoría de la ciencia política porque tiene que ver, de
acuerdo con el Diccionario de Política de Bobbio y Matteucci, la forma de
gobierno y no hay más que tres: democracia, monarquía y aristocracia. Una
variante de la democracia es la de caudillismo y cesarismo, basada en un líder,
que Marx advirtió en el 18 Brumario de Luis Bonaparte.
6.- El
Morena es un movimiento moral, no de clase ni de organizaciones, y por ello
apenas alcanzará a funcionar como un mero grupo de presión callejero.
7.- Su
modelo de democracia no es la representativa, sino la de masas, la popular, la
del poder del pueblo, a mano alzada. Por ello quiere cambiar las instituciones
de la representación política, con sus reglas y protocolos y legalidades, por
la de la presión callejera de masas amorfas.
8.-
Morena tiene un enfoque determinista del sistema político, el mismo sistema que
se ha dado por muerto desde 1968 y que tan sigue vivo y coleando que el PRI regresó
a la presidencia de la república por la vía del voto popular. Dijo López
Obrador en su discurso del zócalo: “tengo elementos para afirmar que el actual
régimen está en su fase terminal, ya caducó; carece de consenso. La mayoría de
mexicanos no lo respalda, aunque muchos no lo expresen abiertamente”. “De
manera que, ánimo, es poco lo que falta”. Pero el sistema político es
galileico: y sin embargo se mueve.
9.- El
enfoque de la realidad política que hacen Morena-AMLO se aleja de las
concepciones teóricas de la izquierda: acepta la democracia representativa al
señalar su objetivo de “la transformación por la vía electoral y social”, pero
se agota en la parte mínima de la democracia representativa por la consulta, la
iniciativa popular, referéndum, el plebiscito y la revocación del mandato y
propone una alianza de los trabajadores con los empresarios, un lombardismo.
10.- Al
final, el proyecto político de López Obrador y Morena es prácticamente el mismo
que enarboló la derecha panista en tiempos del radicalismo populista de
Echeverría y López Portillo y parece copiado de los discursos del panista
Manuel J. Clouthier.
De ahí
que la separación de López Obrador del PRD tenga que ver más con posiciones
individualistas, resentimientos ante la decisión del PRD de reconocer a Peña
Nieto y la diferencia entre la república socialdemócrata que pugnan hoy los
perredistas y la fundamentalista república amorosa del lopezobradorismo
Por
Carlos Ramírez.
Post.
RLB. Punto Politico.