diciembre 14, 2010

Wiki: el chisme como escándalo + Revelaciones revientan a Hillary

Al final, las verdaderas víctimas del Cablegate no serán Julian Assange ni Wikileaks, sino Barack Obama y Hillary Clinton
. 1.- Como se desprende del contexto, la ofensiva de Wikileaks formaría parte de una estrategia del Partido Republicano para hundir la política exterior de Barack Obama y ensuciar su anunciada campaña de reelección.
2.- Y el pasado 3 de diciembre, justo cuando estalló el conflicto por los cables de la diplomacia del chisme, la secretaria de Estado afirmó en CBS News que no se presentará como candidata presidencial en el 2012 y señaló que el actual sería su último cargo público.
Los sueños presidenciales de Hillary habían decaído por la decisión de Obama de buscar la reelección presidencial y ella carecía ya de posibilidades. Sin embargo, el hecho político fue que reiteró su negativa justo el día en que circulaban en todo el mundo cables diplomáticos que la dejaban muy mal parada con países aliados y adversarios de los Estados Unidos.
La noticia de Hillary Clinton pasó desapercibida por la fuerza misma del escándalo. Lo grave para la secretaria de Estado fue el hecho de que ella misma pidió a embajadores y diplomáticos la investigación de cuestiones de vida privada y personal de mandatarios y políticos. El contenido de las revelaciones obligó a la propia Clinton y al presidente Obama a ofrecer disculpas a los aliados que salieron raspados en los cables.
En cambio, Assange decidió precipitar su aprehensión por el hecho de que la acusación más grave es la de “acoso sexual” porque en Suecia está penalizado el acto sexual sin condón y justamente de eso lo acusan. Desinflada legalmente la acusación, Assange saldrá fortalecido del incidente penal que por cierto no hizo más que agrandar la atención mundial al escándalo de las revelaciones de decenas de miles de informaciones secretas sobre la diplomacia estadunidense.
Lo malo, sin embargo, fue que las revelaciones de Wikileaks quedaron nada más en el escándalo: la revelación de la diplomacia del chisme, aunque con las evidencias de que la política exterior y de seguridad del país más poderoso del mundo se basa en apreciaciones personales de funcionarios sobre algunas frases soltadas por políticos de naciones que interesan a los Estados Unidos. En cambio, los documentos de Wikileaks sobre Irak y Afganistán sí revelaron datos de las barbaridades, mentiras y ocultamiento de muertos y víctimas civiles de las fuerzas de ocupación estadunidenses.
La toma de decisiones sobre rumores y chismes es bastante común en los Estados Unidos. En 1985, el entonces director de la CIA, William Casey, ordenó al oficial de asuntos mexicanos John Horton --que fue jefe de la estación de la agencia en México-- que elaborara un documento que mostrara que México estaba a punto de la explosión social y política. Para ello lo alimentaron con mensajes de chismes. Horton se negó, denunció el incidente en un artículo en el The Washington Post y renunció. Horton murió en junio de 2007.
El espacio político de Horton fue ocupado por el académico Constantine Menges, recomendado por el senador ultraderechista Jesse Helms. Su texto más visible fue “Irán como vecino” refiriéndose a México, que llamó la atención del entonces candidato presidencial Ronald Reagan. En 1983 pasó de la CIA a la oficina de asuntos latinoamericanos del consejo de seguridad nacional y desde ahí alimentó el pánico contra México. Su principal aliado fue el entonces embajador de los EU en México, John Gavin. Menges y Gavin privilegiaron la diplomacia de los chismes y rumores, pues enviaban a Washington frases de sobremesa sobre México. La sombra de Gavin parece haber revivido en el actual embajador Carlos Pascual, por la cantidad de cables diplomáticos secretos basados en rumores y frases reconstruidas a contentillo. Menges murió en 2004.
A la diplomacia del chisme se unió el periodismo de frases sacadas de contexto. En México los cables fueron tomados casi como definiciones estratégicas de política exterior, sin hacer el esfuerzo de contextualización, análisis y documentación de hechos. Así, el periodismo de análisis e investigación fue apabullado por el periodismo del escándalo, aunque los cables privilegiaron el sesgo interesado de diplomáticos que captaron rumores y los enviaron a Washington sin matices de contexto. A esos cables --y obviamente a los intereses geoestratégicos de Washington para meter al ejército de los EU en territorio mexicano-- se acredita la percepción errónea de Hillary Clinton sobre la narcoinsurgencia en México.
En este contexto, los medios mexicanos se convirtieron en bocinas acríticas y cómplices de los intereses geopolíticos estadunidenses al usar los cables como opinión oficial del gobierno de los Estados Unidos con respecto a la agenda de problemas bilaterales.
De ahí que los documentos de Wikileaks hayan sido nada más papeles de escándalo. La tarea de Julian Assange se cumplió con creces al sólo difundirlos y demostrar que los embajadores y diplomáticos de los EU no cumplen con los requisitos de discreción sino que se dedican a alimentar pasiones y a enviar rumores y frases sacadas de sobremesas de café. Ahí fue el mayor daño: a ver ahora quién va a querer platicar con embajadores y funcionarios diplomáticos de los EU.
Por Carlos Ramirez.
Post. RLB. Punto Politico.

La godoyización de Michoacán + PRD y PAN: narcotejido social

El nuevo michoacanazo logró dar un golpe de tres bandas: romper la columna vertebral del poder criminal de La Familia Michoacana, mostrar la interrelación social y probar la vinculación del alcalde perredista Genaro Guízar con el cártel local. Mientras en Monterrey y Tamaulipas la gente se rebela ante la incompetencia de las autoridades municipales y estatales, en Chihuahua y Michoacán una parte sustancial de la sociedad prefiere convivir con los narcos ante la incapacidad de las autoridades municipales y estatales.
La crisis en Michoacán ha podido configurar el concepto de la godoyización de la sociedad y la clase política dirigente. El medio hermano del gobernador michoacano Leonel Godoy, Julio César Godoy, fue acusado por la PGR de mantener relaciones con uno de los líderes de La Familia, Servando Gómez. Sin embargo, con la complicidad del PRD en la cámara de diputados, Julio César pudo ingresar al palacio legislativo, protestar como diputado y con ello adquirir poderoso fuero constitucional. M;ientras las fuerzas armadas combaten a balazos a los narcos, los políticos son aliados de las bandas.
Por tanto, la crisis en Michoacán --y no sólo en Apatzingán-- debe tener una lectura política estratégica: la ofensiva de las fuerzas de seguridad del gobierno federal han revelado el dato de que el cártel de La Familia ya se metió en las estructuras sociales y políticas. Las manifestaciones públicas a favor de La Familia, organizadas por el alcalde perredista de Apatzingán, Genaro Guízar, no hacen más que indicar que los cárteles del crimen organizado domina n la vida social cotidiana.
El punto fino de los conflictos radica en el hecho de que la política no ha podido dilucidar el enfoque estratégico de las estrategias de seguridad. En Michoacán, por ejemplo, se ha impuesto la tesis de que la (autodenominada) izquierda no utiliza la mano dura contra la delincuencia porque se trataría de reacciones antisociales derivadas del subdesarrollo y la pobreza. Así lo estableció Leonel Godoy cuando fue secretario de Seguridad Pública del gobierno de López Obrador en el DF. Y así lo ha establecido en Michoacán.
El segundo punto radica en el hecho de que el PRD tiene otra concepción del tráfico de drogas porque es partidario de la legalización del consumo de enervantes. Por tanto, una situación de violencia como la actual, en el enfoque perredista, sería producto de desequilibrios de mercado. La tesis central de los perredistas podría estar en el hecho de que la legalización le daría a los narcos ya no la noción de delincuentes y criminales sino de sujetos jurídicos. Al no considerar el consumo de drogas como un daño sino como una decisión personal, por tanto el comercio tampoco sería enfocado como delito.
Ello explicaría la pasividad del PRD ante el tráfico de drogas y la criminalidad asociada. Lo malo, sin embargo, ha sido el hecho de que el PRD en el poder tampoco ha logrado definir una estrategia intermedia que combata la criminalidad sin romper con su enfoque de derechos. Y si a ello se agrega la vinculación orgánica de un medio hermano del gobernador, dirigente perredista local y ahora diputado perredista con uno de los dirigentes de La Familia Michoacana, entonces la pasividad gubernamental basada en un razonamiento político se transforma en complicidad porque una cosa es pugnar por la legalización y otra permitir la construcción de una red de poder criminal-social-político-gubernamental en una entidad de la república.
En los estados de Chihuahua, Tamaulipas y Nuevo León el resultado es el mismo --el control de espacios por el crimen organizado--, aunque el origen no tiene que ver con definiciones políticas e ideológicas sino que derivan de una simple y llana incompetencia de los gobernadores priístas César Duarte, Eugenio Hernández y Rodrigo Medina. Los gobiernos priístas en esas plazas se desentendieron del problema y le dejaron la responsabilidad al gobierno federal. Hoy Ciudad Juárez, parte de la ciudad de Chihuahua, la zona metropolitana de Monterrey y todo el estado de Tamaulipas están en poder del crimen organizado.
De ahí que el concepto de godoyización permita darle categoría de análisis al hecho de que por complicidad directa --Michoacán-- o complicidad pasiva --Chihuahua, Nuevo León y Tamaulipas-- existe una responsabilidad directa de los gobiernos estatales y municipales con la instalación y crecimiento del dominio territorial del crimen organizado en esas plazas. Y en esas zonas existe una creciente participación orgánica --Michoacán y Ciudad Juárez-- o también pasiva Nuevo León y Tamaulipas-- de la sociedad con los cárteles del crimen organizado. Y las responsabilidades de los tejidos sociales y políticos son directamente de los gobernantes y políticos estatales y municipales.
El gobernador michoacano Leonel Godoy y el PRD carecen de la más mínima autoridad moral, política y social para criticar la estrategia gubernamental contra la inseguridad mientras Julio César Godoy siga como diputado federal perredista con fuero, cuando las pruebas presentadas por la PGR han sido desestimadas no por su veracidad sino por argucias leguleyas de abogados defensores. Pero la crisis en Apatzingán y las protestas sociales avaladas por el PRD local contra las fuerzas de seguridad han mostrado que el problema real del narcotráfico radica en una sociedad cómplice de los cárteles.

Por Carlos Ramirez.
Post. RLB. Punto Politico.