Europa 2012: México 77, 82 y 94 + Ni Friedman ni Keynes los salvan
Cuando estalló la severa crisis
de 2008 por el fraude de empresas financieras en la especulación, el Fondo
Monetario Internacional revivió a Keynes y aprobó la medida
coyuntural de aumentar el gasto público como una forma de adelantársele a la
depresión. El remedio salió peor que la enfermedad: aumentó la
deuda y se convirtió en otro problema.
Cuando estalló la crisis de
la deuda externa en los setenta en América Latina porque los gobiernos
prefirieron pedir prestado que cobrar más impuestos, el Fondo Monetario
Internacional volteó hacia la Universidad de Chicago y se encontró con Milton
Friedman y su doctrina neoliberal: la culpa de las crisis la tenía
el gasto público. Por tanto, su receta fue la estabilización macroeconómica,
la privatización de las economías públicas y el control de la inflación por el
lado de la demanda.
El problema de la larga
crisis 2008-2012 radica en que los gobernantes son rehenes de
economistas muertos. La crisis del pensamiento económico tiene a los países
atrapados en la dialéctica Friedman-Keynes: o más ajustes macroeconómicos
que profundicen la recesión y estabilicen la economía para volver a crecer
paulatinamente dentro de un par de años o darse gusto con el gasto público
para que se convierta en demanda y la economía se reactive a costa de más
crisis.
La reunión del grupo de los
20 en Los Cabos fue una ronda de los desconcertados. El fondo de 456 mil
millones no es más que una cartera para rescates de países o bancos
en problemas; es decir, los líderes del mundo sólo pudieron discutir cómo atenuar el
efecto negativo de la crisis. Pero como el dinosaurio de Monterroso, cuando las
sociedades despierten la crisis aún seguirá ahí. Lo que los gobernantes no
quieren --o no pueden-- discutir es el fracaso de las políticas de desarrollo,
o el fracaso de las conducciones políticas de los gobernantes. España, por
ejemplo, paga la parranda de gasto del socialismo de José Luis Rodríguez
Zapatero, Mariano Rajoy tiene que aplicar un severo plan de ajuste y los
socialistas son los primeros en condenarlo. En Grecia pasó lo mismo, o
peor: el gobierno conservador de Karamanlis en el 2007 emitió deuda pública
para financiar el déficit y luego falsificó los datos económicos;
hoy el pueblo griego sabe que tiene que pagar con pobreza el error de sus
gobernantes.
México ya pasó por esa
etapa: en el periodo 1970-1982 hubo una borrachera de gasto y de
deuda hasta que no hubo de dónde pagar y el FMI impuso programas de ajuste
neoliberal. De 1982 a 1989 se aplicó el recetario del FMI a
costa del bienestar y la economía se estabilizó pero multiplicando el número de
pobres. Sin cambiar el modelo de desarrollo ni el Estado priísta, hoy México es
una estructura productiva que apenas puede darle bienestar al
45% de sus habitantes. Eso sí, la inflación es baja porque se controla
--Friedman dixit-- por el lado de la demanda, de los salarios, con
pobreza. Este es el camino que le esperan a Grecia, Italia, Portugal, España y
--sorpresa-- los EU porque Obama resultó más populista que
Hugo Chávez y Echeverría…juntos. La deuda de los EU es de 15.5 trillones de
dólares, más lo que se acumule esta semana.
Los centros del poder económico
no están en los países sino en la troika de la dominación
hegemónica: el FMI, los bancos centrales y Wall Street. La España de Zapatero,
como México con Salinas, vendió bonos basura y hoy el sistema financiero
internacional tiene que comprar esa basura para aliviar deudas
porque los bancos no pueden quebrar. Obama, ante la crisis de 2008 heredada de
Bush, se preocupó por salvar a las corporaciones; por eso es
que el desempleo crece y la pobreza se multiplica en los EU.
El problema de la crisis recesiva se
puede resumir en pocas palabras: el sistema financiero internacional fundado en
Bretton Woods en 1944 ya no funciona; el FMI sólo sabe el caminito
de la recesión y los países afectados sólo quieren gastar más presupuesto
público sin reorganización de sus finanzas públicas. Todos
quieren ganar y nadie quiere pagar la factura. El capitalismo
productivo se transformó en la economía casino. El eje de la
economía no está en las empresas sino en las financieras especulativas que
venden expectativas y papeles basuras, como la Bolsa en 1929 o como los
Tesobonos mexicanos en 1994-1995.
Los gobernantes de las
potencias mundiales carecen de liderazgo para convocar a una
ronda de conversaciones para fundar un nuevo capitalismo; para ello
hace falta un nuevo pensamiento crítico que vaya mucho más
allá de Keynes y que supere la doctrina de Friedman. La profundidad de la
crisis económica del largo periodo 2008-2012 es producto de la crisis en
la reflexión económica. El problema es que los líderes mundiales quieren tapar
hoyos --la versión pedestre de Keynes-- y no resolver la parte estructural de
la crisis: el modo de producción capitalista que superó la apropiación de la
riqueza vía utilidades para llegar a la multiplicación de las
expectativas de riqueza con los mercados especulativos financieros.
El G-20 no se
atrevió a regular de nueva cuenta a los mercados financieros y bancarios y sólo
rescatará las corporaciones en problemas para que puedan regresar a la
especulación del capitalismo casino. La desregulación financiera
hecha por Clinton y Bush llevó a las corporaciones a especular con
papeles basura. El regreso a la regulación podría delimitar los
espacios de la especulación para regresar a la economía productiva. La economía
financiera-especulativa desbarrancó la economía productiva y
privilegió el mercado de la ruleta bursátil.
El pensamiento económico y
el recetario del FMI sólo posponen los conflictos, se basan en
la manipulación de las expectativas y se asientan en la esperanza de que a la
larga las crisis se auto controlan. Pero también ya lo dijo
Keynes: a la larga, todos estaremos muertos
Por Carlos Ramírez
Post. RLB. Punto Político.
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