Homo videns o lucha de clases + 132: ni idea de 68 ni halconazo
Como todo movimiento de masas, el YoSoy132 entró en los vericuetos de Babel: muchos lenguajes, bastantes caminos, demasiados objetivos.
El posicionamiento del asambleísmo de ayer jueves en las islas de Ciudad Universitaria dejó muchos
hilos por tejer
1.- Dos posiciones quedaron
con el control político de la asamblea: los unamitas de CU con las exigencias
de la agenda de López Obrador de la vieja izquierda dogmática y antisistémica y
hoy de la coalición neopopulista y los universitarios privados con la temática
mediática. Así, el movimiento quedó atenazado entre la lucha de clases y el
homo videns.
2.- El discurso político de
los estudiantes cayó en el descubrimiento que hizo hace tiempo don Eulalio
Ferrer en su libro De la lucha de clases a la lucha de frases, sin duda el
vicio heredado del 68: creer que la revolución se hace con frases.
3.- El Movimiento 132 dejó
sin aclarar el sentido de su discurso político. Todo discurso político se mueve
en tres pistas: el poder como dominación, los símbolos como cohesión y la
ideología como propuesta. El de los estudiantes se agotó en discurso la evasión
por confusión.
4.- Del lado de la propuesta
política de los unamitas destacó la agenda de la oposición perredista como
exigencia, no como propuesta crítica. La petición de juicio político no tardará
en asumirse como discurso de campaña de López Obrador.
5.- Del lado de los
estudiantes de universidades privadas, sus programas de estudio orientados a
reforzar el status quo conservador y neoliberal no les permitieron ir más allá
del desconocimiento de las relaciones sociales. Por eso su bandera sorprende a
incautos: “empoderar al ciudadano a través de la información”, lo que no se
sabe exactamente qué quiere decir: ¿ciudadanos informados llegarán al poder o
meter a los ciudadanos a las estructuras de poder de las políticas editoriales
de los medios electrónicos? Empoderar viene de apoderar, es decir: tomar o
meter. ¿Hace revoluciones la información? Los jóvenes de universidades privadas
se quedaron, ahora sí, en el 68: el modelo autoritario que fue demolido por
periodistas y analistas en la lucha 1968-2000. En realidad, los programas de
estudio de las universidades privadas han ignorado el cambio político de ese
periodo y los estudiantes hoy están descubriendo el agua tibia.
6.- La agenda de la
transición pasa por la reforma del poder real, por la democratización de las
estructuras de dominación de una hegemonía --ni siquiera llega a clase
dominante-- y por la reforma de los programas de estudio para abandonar el
papel de la educación pública y privada como aparato de dominación ideológica
de esa hegemonía.
7.- En su posicionamiento,
el Movimiento 132 establece dos premisas críticas: “la miseria, desigualdad,
pobreza y violencia que vive el país” y que “el sistema político y económico
actual no responde a las demandas de todos los mexicanos”. Pero aterrizan en
una solución falaz: “los estudiantes unidos de este país creemos que una
condición necesaria para corregir esta situación consiste en empoderar al
ciudadano común a través de la información”. Hasta donde se tienen datos
científicos, los cambios reales vienen por la lucha de clases violenta o
pacífica, no por un programa de televisión.
8.- Y resulta que la gran
propuesta mediática para “democratizar la información” radica en la transmisión
en cadena nacional del segundo debate, atentando contra la libertad de opciones
que debe tener el ciudadano. No se entiende cómo los estudiantes repudian el
sistema político actual y luego piden que se imponga por decisión autoritaria a
todo el país. Los estudiantes ignoran que el programa que obliga a apagar la
radio una hora a la semana es La Hora Nacional, en cadena nacional.
9.- El Movimiento 132 se
quedó en la fase de los video-game y el cambio social parece para ellos un
programa de Nintendo. Con ello los estudiantes privados demuestran la
enajenación --diría José Revueltas en el 68-- de la educación respecto a la
realidad: el modelo de desarrollo, el sistema político y el control social son
producto del dominio constitucional, es decir, las relaciones de clase como
relaciones sociales controladas --otra vez Revueltas-- por el Estado “total y
totalizador”.
10.- La gran reforma que
deben hacer primero los estudiantes es la de sus programas de estudio
--Revueltas y Allende-- para que conozcan la verdadera explotación, no la de la
tele sino la del sistema productivo en la fábrica, el campo y la burocracia, lo
mismo por los dueños de las empresas que por los sindicatos que mediatizan al
trabajador.
11.- La propuesta de los
estudiantes de querer hacer un conteo de votos electorales paralelo o de ser
observadores será una pérdida de tiempo porque el fraude, de darse, no será
ahí. Los electores cautivos de los partidos, lo mismo del PRI que del PRD y el
PAN, necesitan de estudiantes que les abran los ojos, y ahí debería haber
brigadas estudiantiles de aleccionamiento electoral en todo el país, sobre todo
en las comunidades rurales.
12.- El Movimiento 132
podría naufragar en el mismo pantano en el que se ahogó el dinamismo político
del EZLN: el asambleísmo babélico, la demagogia fundamentalista
democratizadora, el intento inútil de conciliar corrientes, grupos y
movimientos, la intención de sumar sin control y sobre todo el coyunturalismo.
Pero sobre todo, ignorar que los sistemas se reforman en las relaciones
sociales de producción, no en la tele. Por eso han fracasado todos los
movimientos estudiantiles desde 1958.
Por Carlos Ramirez
Post RLB, Punto Político.
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