agosto 06, 2012

Soriana: el bumerang del PRD + Zambrano y tiradero de AMLO


Después de haber insultado, agredido físicamente, desprestigiado, burlado, mentido y acusado sin pruebas a la empresa Soriana, el presidente nacional del PRD, Jesús Zambrano, se enojó por la repuesta de la tienda de autoservicio y amenazó con acusarla de “difamación y daño moral”.

El diferendo PRD-Soriana-PRD-AMLO-Soriana-PRD-AMLO forma parte del discurso de propaganda de Andrés Manuel López Obrador para mantener en medios vigente su protesta por el resultado electoral del primero de julio que lo colocó casi 7 puntos debajo de Enrique peña Nieto y con 3.4 millones de votos menos.

Los puntos delicados tienen que ver con la campaña de estridencia de López Obrador, el PRD y Zambrano contra Soriana que derivó como efecto directo en invasión de propiedad privada por perredistas, más de 180 agresiones contra la tienda y tres bombas molotov en un local en Monterrey. Y cuando la empresa respondió con un desplegado vinculando directamente las acusaciones agresivas de López Obrador, el PRD y Zambrano, la respuesta de éstos va desde el desdén del tabasqueño hasta las amenazas del dirigente perredista.
Y ahora viene la demanda legal del PRD contra Soriana, y la hará nada menos que julio Scherer Ibarra, miembro de comisiones del PRD y abogado de López Obrador, de quien circula y se ha publicado --como muchas veces lo ha hecho Proceso-- una conversación grababa clandestinamente donde pidefondos a un banquero para la campaña de López Obrador.
Lo malo es que las reacciones perredistas dan material para incluirlas como argumentos políticos en contra del PRD. Dijo, por ejemplo, Zambrano: “que gente en varias partes del país se les identifique como perredistas, eso no significa que lo sean”. Por tanto, lo lógico es que Zambrano, el PRD y López Obrador se deslinden de “esos” perredistas que toman plazas, cercan empresas, se meten a negocios y gritan contra el supuesto fraude electoral porque, siguiendo la lógica de Zambrano, no todos son lo que dicen ser y los analistas estaríamos acreditando el coima de violencia política a furibundos lopezobradoristas. En ese mismo sentido, a lo mejor hay colados hasta en los mítines del tabasqueño.
El consejo de serenarse se lo debió de haber dado López Obrador a Zambrano, quien parece un troglodita --en términos de la ciencia política de Montesquieu-- acusando a Soriana, en un acto difamatorio, de “alinearse al PRI”. Si Zambrano afirma que “ninguno de los personajes del Movimiento Progresista somos responsables de nada que no sea nuestra lucha dentro del marco legal en defensa de la democracia”, entonces qué espera el PRD para deslindarse de los macheteros de Atenco que amenazaron con estrangular el DF o con el YoSoy132 que afectó el funcionamiento de una empresa privada impidiendo el ingreso de empleados a su centro de trabajo.
En su lenguaje de la vieja izquierda revolucionaria y guerrillera, Zambrano ha sido difamatorio de los que no apoyan a López Obrador. En una declaración para deslindarse de los bombazos contra Soriana en monterrey, Zambrano dijo que se trataba de “un posible montaje provocador” supuestamente organizado por la misma empresa. Lo malo de este conflicto es que los particulares carecen de instrumentos legales para acusar a los políticos --y más a los perredistas-- de difamaciones porque supuestamente los perredistas son un dechado de pureza política. Obviamente que Zambrana carecía de pruebas para su declaración difamatoria que pudo haberle causado daño moral a una empresa privada.
Pero justo en las horas pico del conflicto Soriana-PRD, perredistas del municipio de San Vicente Chicoloapan, Estado de México, “encabezados por el ex candidato derrotado a la alcaldía Gerardo Cervantes” y retuvieron duramente tres horas dentro de una sucursal de Soriana a más de 300 personas, en un acto de protesta por el papel denunciado por López Obrador y Zambrano a favor del PRI.
El problema con Soriana forma parte de la pérdida de control de López Obrador, Zambrano y el PRD de las acciones de protesta contra el resultado electoral del pasado primero de julio. Se trata de una estrategia de tensión que históricamente ha utilizado la derecha --revelada por el escritor comunista Leonardo Sciascia en Los Navajeros--: seguir los pasos legales de denuncia, pero llevar a la estridencia social la identificación de complicidades a empresas privadas: hoy son Televisa, Soriana, como en el 2006 fueron Pepsi-Co, Banamex, Wal-Mart y otras. La intención es la de romper la alianza atacando con violencia verbal y física a empresas privadas como una forma de dejar sentado el mensaje de que la alianza de empresarios con el PRI llevará al PRD a agredir físicamente a esos aliados.
En todo caso, la agresión física y la escalada verbal de López Obrador, Zambrano y el PRD contra empresas privadas presuntamente aliadas o usadas por el PRI en las elecciones presidenciales tiene el doble propósito de reconocer que la batalla legal está perdida porque los acusadores carecen de pruebas legales y de intimidar a otras empresas para alejarse del PRI. Si se analiza a fondo, la diseñada contra Soriana se trata de una estrategia guerrillera de ataques laterales de desactivación de alianzas que Zambrano conoce muy bien porque viene de la liga Comunista 23 de septiembre, la que asesinó al empresario Eugenio Garza Sada en 1973.
Asimismo, el caso de Soriana como eje de las protestas de López Obrador, Zambrano y el PRD tiene como escenario colateral la derrota jurídica de la coalición lopezobradorista por una mala fundamentación de los razonamientos legales y la ausencia de pruebas reales, porque es paradójico que el tabasqueño acuse a los medios de haberle hecho un espacio mediático a Peña Nieto y les diga que perdieron credibilidad y luego los use como base probatoria de sus acusaciones contra Peña Nieto.
Ante la inminencia del dictamen legal de validez de las elecciones, López Obrador, Zambrano y el PRD están urgidos de un ambiente mediático que escale la animosidad de los ciudadanos. Así, Soriana es parte de la estrategia para ganar en la calle y en el odio lo que no se podrá ganar en tribunales electorales, aunque vaya a ser un bumerang del PRD contra el PRD.
Por Carlos Ramírez
Post.RLB. Punto Político

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